jueves, 15 de diciembre de 2011

Bienvenidos al Blog que acabo de crear. Hoy día del manifestante.

Querido amigo, lector, seguidor y como prefieras ser llamado,
la intención con este blog es expresar mi sentir de la forma mas transparente y honesta.

Sé que es una tarea que exige coraje y no sé si dispongo del suficiente pero no permitiré que el miedo me impida avanzar hacia el horizonte.

Mi primer objetivo es adquirir + conciencia. De esta forma seré menos esclavo del sistema.

Adquirida la conciencia necesaria, sólo pienso en colaborar con otros para que despierten de su letargo y elevando la frecuencia vibratoria todos seamos beneficiarios de ello.

Mis herramientas son las que ya conocemos por su eficacia: Respiración consciente o meditación, alimentación responsable, relaciones y lecturas nutritivas, productividad equilibrada y cercanía con El Creador.

Os invito a participar en + Conciencia de la forma que sintáis mas afín a vuestra energía. Es para Todos.

Gracias.
Namaste.

Ramón Manuel Alvarez


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Relatos autobiográfícos de un Bipolar.

Estos escritos comenzé a escribirlos en facebook y viendo que tuvieron aceptación los pasé a este blog que en 2.011 había construido. 

Agradezco de todo corazón a quienes me están animando a seguir con estos relatos, todos verídicos, y a los que participan con mensajes expresando su agradecimiento por recibirlos.

Empiezo a primeros de Mayo, por el día de la madre y el día del trabajador. Año 2.016.

Es la segunda vez que copio "Vagabundear" y es porque escuchando los profundos y rítmicos versos de D. Antonio Machado imagino que es mejor vivir sin nada y estar disponible para lo que ofrezca el día que cargado de cosas que hay que mantener y cuidar para que no se deterioren o te sean robadas.
Me imaginé siendo vagabundo muchas veces, pensé en el frío de las calles que no te deja dormir pero tuve suerte cuando fui vagabundo (sin techo) porque me tocó en verano y en un país donde las brisas contienen magia y milagros (Buenos Aires). Imaginé también la suciedad de la ropa, del cuerpo, pero cuando pasé un mes sin techo no necesité de eso porque me llegó cuando lo eché de menos, también pienso que el vagabundo siempre esté sólo pidiendo dinero sentado en la calle o una estación de metro o autobús,.....pero yo tuve bienestar durante mi experiencia como mendigo,.....no me sentí sólo ni un segundo aunque siempre agradecí las relaciones, fueran cortas o largas o fueran para engañarme o regalarme honestidad.
Fue una experiencia inolvidable en el 2.014/Febrero visitando Buenos Aires. Por diversas coincidencias me quedé sin billete de vuelta y en un estado de conciencia no ordinario que me llevó a dormir en la calle y comer de lo que me daban en las pizzerías, en los cafés, o de lo que compraba con el dinero que pedía en las terrazas del centro, en estaciones gigantes de autobuses o a cualquier transeunte que pudiera ayudarme a colmar mi necesidad del momento. Fue sensacional!.
(Seguirá,.....creo, si alguien me manifieste interés en conocer las circunstancias que hicieron quedarme sin billete de regreso a mi casa, y me viera obligado a vivir en la calle durante varias semanas)
Gracias por tu tiempo, amig@.
Un abrazo sentido.
Ramón Manuel Alvarez


Poesía de D. Antonio Machado

Harto ya de estar harto, ya me cansé
de preguntarle al mundo por qué y por qué.
La Rosa de los Vientos me ha de ayudar
y desde ahora vais a verme vagabundear,
entre el cielo y el mar.
Vagabundear.
Como un cometa de caña y de papel,
me iré tras una nube, pa' serle fiel
a los montes, los ríos, el sol y el mar.
A ellos que me enseñaron el verbo amar.
Soy palomo torcaz,
dejadme en paz.
No me siento extranjero en ningún lugar,
donde haya lumbre y vino tengo mi hogar.
Y para no olvidarme de lo que fui
mi patria y mi guitarra las llevo en mí,
Una es fuerte y es fiel,
la otra un papel.
No llores porque no me voy a quedar,
me diste todo lo que tú sabes dar.
La sombra que en la tarde da una pared
y el vino que me ayuda a olvidar mi sed.
Que más puede ofrecer
una mujer...
Es hermoso partir sin decir adiós,
serena la mirada, firme la voz.
Si de veras me buscas, me encontrarás,
es muy largo el camino para mirar atrás.
Qué más da, qué más da,
aquí o allá...





VAGABUNDEAR por la capital de Argentina fue una experiencia maravillosa.

Viajé para hacer un proceso de 11 días con 26 personas más con la idea de regresar en 20 días pero el destino quiso que me equivocara en la fecha de vuelta y perder el vuelo. No habría tenido problema si mi tarjeta de crédito hubiera podido comprar otro billete pero no fue así.

El estado de conciencia que transitaba ya no era el ordinario. Yo estoy diagnosticado con desorden bipolar y estaba empezando en una fase maníaca de las que ya he sufrido 14. Cuando aparecen estas crisis me encuentro muy bien, lleno de energía y con recursos para casi cualquier cosa.
Cuando estaba aterrizando en Baires, me desperté de un profundo sueño donde vívidamente imaginé que me quedaría sin dinero y que no podría ni llamar a mis hijos. Me quedaría sólo vagando por las calles sin dinero para comer y apartado de mi familia y amigos. Fue muy desagradable este sueño pero quise escribirlo en mi diario para recordarlo.

Lo que pasó fue exactamente eso porque mi familia no me quería mandar dinero ya que conocen de mis grandes gastos cuando estoy en este estado mental. Me lo quiero comprar todo, alojarme en hoteles de 5* y hacer regalos. Las fases maníacas te arrojan a un estado donde quieres divertirte todo el rato y darte los mejores momentos posibles olvidando que esa realidad está creada por la enfermedad que padezco desde 1982.

Conocí a gente maravillosa en la calle y pasé diez días en un centro de desintoxicación de adicciones y no porque yo tuviera ese problema si no que era una forma de sacarme de vivir en la calle. Salí del centro acompañado por el psiquiatra y por un gran amigo que conocí allí, su mujer y su hijo de unos 2 años. Hicimos un viaje hacia el aeropuerto sensacional. Se quedaron las puertas abiertas para cuando quisiera volver y ahora, pensando, viajaría de nuevo para ver a estos compañeros que tantas alegrías y experiencias me ofrecieron.
A este centro me llevó mi primo, que vive con su familia en Buenos Aires, y que era amigo del director del centro. Estos días que allí pasé estuvieron teñidos de un ambiente magnífico con unas personas geniales pero con ese problema que les hicieron recalar en un centro de rehabilitación de drogas.
Me pasaba todo el día en acción, ayudando en la cocina, limpiando el lugar, jugando, escuchando a los monitores, y durmiendo muy poco porque en fases maníacas hay tanta energía disponible que casi no hace falta meterte en la cama.

Los días de estar sin techo, vagabundeando sin saber a donde ir, durmiendo en un banco o en un hotel pagado con lo que me daban los transeúntes, transcurrían sin ningún miedo a qué sucedería mañana. Vivía el presente con gran intensidad. Alguna vez mi familia organizó para que me llegaran mis euros para convertirlos en pesos en el mercado negro. Recuerdo una vez que me enviaron 500€ y en el mismo centro comercial donde estaba la compañía que usamos para transferir me gasté 375 en un ordenador con móvil incluido que me sirvió para imaginar que lo necesitaría para cuando trajera de Europa euros para ganarle un beneficio del 30/40% pero claro cometiendo un delito federal. Creía que podría convencer a  un piloto de un avión privado para que fuera el "correo" para recoger en España de todos mis amigos. Creía que ganaría dinero sin parar, me llevaría a  mis hijos a vivir conmigo y vivir como marajás o como "majaras".
Mi mente sólo quería pasarlo bien olvidando el medio para conseguirlo. Fumé crack con un niño que conocí en la calle de tan sólo 12 años que durante 10 0 12 horas lo compartimos todo y me enseñó y aconsejó para seguir en la calle sin ser asesinado porque mi comportamiento le llevó a decirme aquello a lo que no hice ningún caso.
Me dieron una paliza por mi mala cabeza y tuve varios problemas con la policía hasta que acabé 32 horas en un calabozo de techo muy alto, una ventana imposible de alcanzar y un banco de cemento para posar mi cuerpo. Dormí en hoteles de cuarta y de primera y conocí a jóvenes que disfrutaban de una posición económica envidiable pero también tomaban drogas, hacían skate borrad y acompañaban guapas chicas; eran adolescentes y casi una docena de ellos.
Ahora no puedo olvidar mi estancia como invitado en una parcela llena de mugre, con un caldero de latón para hacer fuego y cocinar asados, un camastro en un montículo de ropa en desuso y otras muchísimas piezas de basura alrededor. Mi gran amigo Fredy, de Uruguay, que fue con el primero que me fumé un porro de lo que llaman flores (marihuana de alta calidad) que cuando sentí sus efectos pensé que había tomado LSD. Fredy vivía en la calle pero tenía una techumbre de cemento dentro de su parcela e incluso tenía luz para poner un televisor. Era un vagabundo con casa y además al lado del hipódromo que le permitía verlo desde un montículo. Vivía de maravilla.
Con mi amigo León, es un capítulo aparte. Fue un flechazo, sin sexo, pero una relación completa y sólo con libertad y respeto. Lástima que mi euforia maníaca hizo que tuviéramos que separarnos. Me cedió una habitación en su casa y podía disfrutar de su bicicleta, sus vaqueros, (ya me habían robado toda mi ropa), su baño tan completo y su cocina llena de cosas ricas sobre todo sus 10 0 15 clases distintas de mieles.

¿Sigo?.
Me ha salido fácil y me sienta bien escribir sobre este área de mi vida que necesito darle más consciencia para saber cuando mi comportamiento es maníaco y me estoy olvidando del respeto por los demás en ocasiones y la pérdida del reconocimiento de la enfermedad en la que esta sentada mi vida.

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VAGABUNDEAR,. 3

Cuando la mente no está en equilibrio, me siento o muy eufórico o deprimido o al menos poco disponible para sentir la vida que me rodea de forma equánime. O pienso que estoy muy bien y capaz de todo o que soy incapaz de hacer que mi vida funcione de forma saludable.
Ahora, que hace un par de meses que salí del último ingreso hospitalario, me siento bastante bien y agradecido de no estar deprimido y le llamo deprimido a sufrir durante los largos días y las cortas noches. En otras ocasiones he pasado meses de malestar interior y en épocas no podía quitar la idea de suicidio de mi cabeza. Recuerdo cuando cumplí 50 años estuve durante meses diciendo: "Hoy no me suicidio pero mañana será lo primero que haga". Fueron días llenos de dolor, culpa, sufrimiento, desesperanza,…. era muy difícil vivir así y pensé en intentar por segunda vez, la primera fue en el año 90, quitarme la vida y fue el amor por mis hijos lo que me ayudó a desistir. No sabía como me quitaría la vida pero pensaba o en tirarme desde un decimotercer piso o cortarme las venas en la bañera llena de agua caliente. Cuando pensaba en los periódicos ("Un enfermo mental se suicida") y la herencia que les quedaría a mis dos hijos, decliné con determinación este intento y decidí seguir sufriendo hasta que se terminaran las ganas de "irme" hasta que naciera de nuevo porque para mi la reencarnación forma parte de la vida que nunca empezó y siempre estuvo expresándose.
En mis 14 ingresos en psiquiátricos sólo uno fue de tan solo una noche y sucedió en el año 90 cuando escribí una carta para mi familia, otra para Susana (mi compañera de aquella etapa) y me tomé todas los fármacos psiquiátricos que tenía a mi alcance en casa. Por la mañana le dije a Susana que no iría a trabajar porque tenía algunas que hacer en casa. Ingerí las pastillas y me metí en la cama con la idea de no despertar nunca con esa vida que había ido construyendo y que me había llevado a aquella condición. Tuve suerte, puedo decir ahora, porque cuando llegó Susana a casa, ya por la noche, me salvó la vida si es que estuviera destinado a morir. Me llevaron a hacer un lavado de estómago y después al centro psiquiátrico. Cuando mi padre llegó al hospital permitió que me viniera a casa en vez de dejarme ingresado como le aconsejaban los médicos. Mi padre era muy respetuoso con el entorno y aquella ayuda que me prestó la recuerdo siempre con mucho amor.
En Buenos Aires agradecí tantas veces la libertad que sentía, las habilidades que me acompañaban, la suerte para encontrar siempre lo que buscaba, la fuerza para levantarme siempre con las mejores intenciones para los demás,…… era sencillamente maravilloso pero no difernetes a las fases maníacas que había pasado con anterioridad.
Cuando estuve conviviendo con mi gran amigo Fredy, disfrutaba de un bosque gigante llamado Palermo donde varios lagos con patos y arboles gigantes me acompañaban día a día. Con Fredy hablábamos de cualquier cosa pero manteníamos muchos ratos de silencio o jugábamos con los perros que el cuidaba porque era su única entrada de plata, como llaman ellos al dinero.
Nunca me levanté con prisa o preocupado por nada en absoluto. Usaba su bici para ir al centro para encontrarme con mis amigos artesanos que me proporcionaban marihuana para satisfacer mis necesidades. Fumaba siempre que tenía, era una adicción que nunca me sobraba y me aferraba a ella `pero sin ninguna clase de culpa. Sagrada planta el Cannabis pero cuidando que ella no te lleve a una mala relación que es lo que me causaba a mi.
La vida era muy loca en los Bosques de Palermo para lo que el sistema entiende pero para mi era sencillamente maravilloso en lo que se refiere a mis capacidades y los sucesos que me acontecían. Nunca maldije nada, salvo un día que pidiendo una ayuda para tomar un café me contestaron de malas formas, sin respeto y tratándome como un indigente pero yo protesté y me enlacé en una pequeña pelea donde quedamos en tablas y ahí terminó todo. Me sirvió para aprender las costumbres de los que vivimos en la calle y ahora, con la perspectiva del tiempo veo que yo no estaba para vivir fuera de un psiquiátrico. Me revelaba contra todo, en definitiva yo no era Manuel o Ramón (mi nombre es Ramón Manuel) si no otra persona con una conciencia no ordinaria y siempre dispuesta para disfrutar y sacar todo el jugo a la vida.
Recuerdo ahora la fase maníaca del 93 que terminé en Berlín en el hotel Sheraton (algo tengo con este hotel porque los he usado en Londres, Indonesia y Buenos Aires) y que por las manipulaciones que hizo mi familia me cancelaron mis tarjetas y me quedé sin ningún dinero y sin posibilidad de poder entrar al hotel. Alguna treta preparé para subir a mi habitación y destrozar el baño completo. Quería preparar una situación fingida de suicidio cuando llegaran a buscarme así que eché agua en el yacuzzi, cogí angostura (de color rojo) del bar y me metí adentro a la espera de que llegaran y vieran todos los espejos rotos y metido desnudo en medio de la "sangre". Así fue, cuando la policía llego me sacaron esposado del yacuzzi, me dejaron vestirme, me esposaron y me llevaron a la comisaría donde pasé una noche. También estuve en el calabozo dos veces en Madrid, una en Aranjuez (Toledo) y las ya mencionadas en este texto.
La sensación de las crisis maníacas o hipomaníacas (la antesala de la manía) es fantástica. Me convierto en otra persona la cual no tiene miedo a nada y pretende defender su honor por encima de todo pero olvidando que este sistema no entiende de eso si no de hacer las cosas como la conciencia colectiva decide.
Ahora, en esta etapa, que me siento estable aunque algo bajo por la cercanía al último ingreso puedo ver que reconocer la enfermedad es mi caballo de batalla. Las manías las adoro pero los conflictos y problemas que crean me traen muchos problemas de dinero, en mis relaciones y sobre todo en la familia.

VAGABUNDEAR,. 4

Todas mis crisis al igual que la de los de la mayoría de los diagnosticados como bipolares tienen una "gracia" especial porque son cosas que muy pocos hacemos ya que están fuera de lo que el sistema dicta. La psiquiatría dice que somos el 2% de la población los que la padecemos y yo en mis reflexiones acerca de cómo hacer para llevar una vida equilibrada me acuerdo de este dato y me ayuda a comprender que no soy como la gran mayoría y esto tiene sus cualidades beneficiosas y otras perjudiciales si es que hay algo en nuestras vidas que no sea adecuado para nuestra evolución. No puedo decir que no quiero ser bipolar o como le llamaban antes, maníacodepresivo, ya que forma parte de mi biología clínica. He de aceptar que mi labor es seguir viviendo con ella sin rechazar ninguno de sus rasgos. Aprender a ser bipolar es mi misión y aquí, con estos escritos, procuro asimilar todas la enseñanzas que me ofrece.

En el 82 empezó y la última crisis fue en el 2.016. Hubo 14 y todas llenas de viajes, relaciones distintas y muy singulares, alegrías espeluznantes, desagravios a las personas que me quieren y otras muchas adversidades y maravillas que me dio esta enfermedad que aunque no me gusta llamarla así, he de acostumbrarme. Son 34 años aprendiendo del ego y la conciencia. La mente distorsionadora que me lleva a situaciones límites me habita a menudo y me lleva al motivo de escribir sin parar, dejando a las teclas que vayan llamando a mis dedos que se aprisan por terminar el pensamiento que me invada.
El 85 fue muy sonada porque estuve 46 días ingresado en el hospital clínico de Madrid. Allí conocí a Marisa y nos enamoramos como adolescentes. En el 90 viajé a Florida en busca de la sanación, que es lo que me sigue moviendo, y que en aquel caso fue con la Iglesia de la Scientology. En esa "aventura", me quedé con una deuda tan grande con la tarje American Express que junto con otros aliños, quise quitarme la vida. En el 93, supongo que porque sentía la muerte inminente de mi padre fui ingresado de nuevo. En el 97, tuve la ocasión de hacer el amor con una mujer iluminada y disfrutar de unos días preciosos en Palma de Mallorca, isla esta que me atrae mucho cuando empiezan las manías, también pasé una crisis en la Isla de La Palma que me llevó a ingresarme en Tenerife porque el comandante del avión decidió dar la vuelta ya que tuvo miedo de mis reacciones por mi forma de comportarme y por mi apariencia externa. Iba sin dentadura superior ya que no tengo ninguna pieza mía y había perdido la postiza, con un bastón y mis pocas pertenencias dentro de un atillo similar a los pastores o mendigos que pueblan los campos y ciudades de nuestro planeta. Ir así, sin nada que cargar, salvo el bastón para defenderme y dos o tres cosas más, es la mayor sensación de libertad que sucede en mis fases altas de emoción y sentimiento, que ofrecen las euforias.

En el 2.000 no tuve ingreso pero pasé un depresión grandísima por la gran deuda que creé y por el destrozo desordenado en el que quedaron mis cosas. En todas los "descuadres emocionales" todo mi entorno se desvitaliza, toma otro color ya que no soy la misma persona. En las manías gasto sin parar y compro todo lo que quiero o creo que necesito pero cuando desaparece y llega la eutimia (estado normal de la mente) ya no tengo interés por esas actividades para la que necesitaba lo que había adquirido.
Es importante señalar que somos personas distintas cuando estamos al lado de otros que vibran con nosotros que con otras que nos critican o se quejan de nuestro proceder. Las depresiones me hacen decir que sí a todo y no querer contrariar a nadie aunque sea en decremento de mi bienestar. En cambio en las euforias no me importa dejar sentadas mis necesidades y hacer lo posible para alcanzarlas, a pesar de crear disturbios emocionales o sentimentales en mi "adversario".

En el 2.005 la euforia fue debida, creo, al desajuste emocional que me causaba el sentir que me tendría que separar de mis hijos y de su madre. Tengo dos varones llamados Alejandro y Jaime que son mis velas para seguir avanzando. Pensar en separarme de ellos generó que violentaran mi melancolía y me llevaran a rebotar hacia la manía. Me ingresaron recogiéndome en mi casa la policía y esposado me llevaron al hospital de La Paz.

En el 2.008 pasé una fase sensacional, conocí a personas relevantes en mi vida como a Elpidio Silva, el juez inhabilitado por encarcelar al presidente de Bankia, del que profeso una relación que siempre me sirve para agradecerla. Estuvo llena de aventuras, de compras, de conquistas de chicas o de travestis por los que siento una gran atracción cuando estoy maníaco, o hipomaníaco o eutímico. Me confieso como bisexual aunque no son los abrazos y besos lo que imagino con un hombre si no otro tipo de prácticas sexuales que ahora no tengo energía para detallarlas.

Tantos amigos "crack" me rodean. Tantas personas brillantes. Tanta generosidad he encontrado en mis relaciones y aunque algunas veces no comprendí su ingratitud, ahora sé que de todas las relaciones se aprenden cosas muy variadas pero todas necesarias para seguir evolucionando en el camino que tenemos marcado en nuestro ADN.

EN el 2.010 hubo dos ingresos. Conocí a Victor Truviano, el Ser que más me cautiva por sus características humanas, su vinculación al arte (era solista de violín a los 6 años y toca varios instrumentos más además de haber aprendido canto también y actualmente ofrece encuentros por todo el mundo donde enseña a los participantes a entrar en un espacio donde puedan escuchar mejor a su corazón y a la Gran Alma que formamos los habitantes de la Tierra.
Esta relación está marcando mi vida. He podido compartir con él diversos procesos de 11 días, le he tenido hospedado en mi casa y puedo decir que a su lado es maravilloso, fantástico, sensacional pasar el tiempo. Sus silencios y los míos generan una energía violácea que me entrego a ella sin premisas. Siempre está bien, siempre disponible. Gracias por estar ahí, Victor. Gracias, Elpidio. Gracias Valentín, Mónica, Vicente y Ray,…. y tantos que llenarían demasiado espacio nombrarlos.

EN el 2.012 tuve que pagar una multa por haber causado que mi avión con destino a Madrid, desde La Palma, se diera la vuelta. Pagué 900€ después de un descuento que me hicieron. El motivo fue hablar por teléfono antes de estar permitido y por causar un miedo en el comandante de la nave que causó que detuviera el rumbo a Madrid y lo desviara a Tenerife.

En el 2.014 fue mi experiencia vagabundeadora. Vivir como siempre había rechazado pero que siempre me había atraído. En la calle sin dinero para hablar con mis hijos y familia. Sin techo que me hiciera poder tener algunas cosas guardadas. Sólo tenía lo que llevaba encima ya que me habían robado mi mochila y las pocas pertenencias que llevé. Era igual que en el sueño pero no había sufrimiento o desgana de vivir si no que una energía sensacional me hacía disfrutar de cada instante a pesar de vivir en la calle y sentir la soledad del vagabundo en muchas ocasiones. No me arrepentía de nada de lo acontecido en mi vida, todo era presente, no había pasado ni futuro.

En el 2.016, febrero, fue mi hijo Alejandro quien consiguió que fuera al hospital sin necesidad de llamar al Samur o a la policía. Vino a mi casa y me habló. Pronto lo entendí y junto con mi hermano fuimos al hospital y aunque supuse que no me ingresarían iba dispuesto a hacerlo aunque sólo fuera para no dañar la confianza que mi hijo tiene en mi.
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5ª Entrega de Vagabundear
Saber que alguien se deleita con las experiencias, sacadas de la sangre de un bipolar, me lleva al extasis, casi.
Cada vez que veo a un lector que se incorpora a mis escritos fluye mi pensamiento a mil por hora imaginando que me convertiré en un escritor de renombre y no se cuantas cosas más, que me llevan a perder mi frescura en la construcción de frases que expresen con la verdad más lineal lo que viví en estas fases maníacas pero también en las depresiones profundas que me llevaron a intentar quitarme lo único que de verdad poseo que es la Vida esta que me lleva al climax o al gran pozo negro desde donde parece imposible salir pero que siempre conseguí levantarme y seguir caminando.
Gracias lector por tus ánimos recibidos a través del eter que a todos nos junta.
En Argentina, la primera vez que la visitaba a pesar de tener familia allí desde antes de yo nacer, pasé dos meses exactos, del 4 de Enero al 4 de Marzo de 2.014, y allí pasó todo lo que nuca quise que sucediera y aunque vivir en la calle no lo quiere nadie, dicen, yo sé muy bien que hay personas que sólo encuentran la libertad cuando viven sin tener que cargar nada a la espalda.
Cuando salí de Madrid ya tenía pródromos (la antesala de las fases maníacas) pero, como siempre, no los quería ver o los escondía para seguir avanzando hacia las alturas infranqueables que proporciona la manía. Viajé casi doce horas para compartir un proceso de 11 días que dirigía mi gran amigo Victor Truviano y 25 personas más incluido un niño de 12 años que se mantuvo hasta el final y toleró no comer nada y estar 3 días sin beber tampoco. Todos los que lo empezamos lo terminamos, no hubo "bajas".
El proceso fue muy bien, lo pasé de maravilla y ya tomé contacto aunque fue al quinto o sexto día del proceso con León, una persona que cuando llegó mi estado de conciencia no ordinario fue fundamental durante unos días. Todo pasaba rápido y todo era fantástico pero yo no me daba cuenta de que la manía me estaba amenazando y lanzándome avisos de que podría dejarme sin la personalidad que antes tenía y cometer errores de los que luego me arrepentiría. Gastar mucho dinero, querer conquistar chicas todo el rato o irme a buscar sexo de pago, planificar millones de planes que no llevaba a cabo nunca, regalar mis pertenencias a cualquier persona que me cayera en gracia, incomprensión con los consejos de la familia y amigos que me conocen desde hace décadas, olvidar las mínimas reglas de respeto por el sistema establecido y al fin y al cabo comportarme de una forma que al menos resulta extraña para los que me conocen y también para los que, siendo más miedosos, no me conocieran. Mi forma de vestir se vuelve más extravagante, me gusta ponerme sombreros, usar bastón, complementos que en mi vida "normal", nunca me pondría,….. "Me convertí en otra persona" es lo que diría para explicarlo mejor.
Durante el proceso hice buenos amigos pero he de hablar, después de León, de Forgiven que puedo decir que nunca había hablado, besado y abrazado a una mujer más hermosa por dentro y por fuera también. Detallaría como era su cuerpo, su cara, sus ojos pero sólo decir lo que he mencionado ya debe de quedar claro al lector que me impresionó su dulzura, su inteligencia y su verdadera intención de vivir en un mundo donde la "cultura de Paz" se distribuyera por todos los rincones. Una noche que yo había hablado con la madre de mis hijos y me encontraba ofuscado y tenso emocionalmente hablé con Forgiven Bossarte. Debajo de la luna sentada en una amaca y yo a sus piés cubierto con una manta que ella me prestó, porque la noche era fresca, le expliqué lo que me estaba pasando. Ella, muy pronto, con su acento americano pero muy cuidadosa en su pronunciación me dijo: "¿Que imaginas que haría el Amor?",…. y yo me fui con aquella enseñanza tan profunda que Forgiven entre risas y los ojos de asombro que solía poner me fue transmitiendo. ¿Como respondería Amor a este asunto que me revuelve mis emociones?. Me fue muy sencillo pasar página a aquella distorsión emocional y también me ayudó mucho y aún hoy me sigo acordando de aquella noche de luna en la que mi amiga me habló de la forma tan poética pero a la vez tan profunda y veraz.
León y yo nos sentimos en cuanto nos vimos pero pasaron varios días hasta que nos unimos en un abrazo intenso y nos contamos algunas cosas menores ya que lo mejor eran los silencios sabiendo que él estaba a mi lado. No fue un enamoramiento al uso, fue un descubrimiento que pasados los días fuimos descubriendo más a fondo. Aún hoy nos seguimos mandando algún mensaje de audio, el en Argentina o en India o Nepal y yo en Madrid. Después de ese abrazo y las palabras de agradecimiento que nos dijimos me alejé por la finca donde estábamos y pude ver por primera vez una luciérnaga y pensé que era algo etéreo y sólo preparado para que yo lo viera. No era así porque cuando les pregunté a otros compañeros por aquél "fenómeno" que hacía que lucecitas cambiaran de lugar y pareciera que volaban, me explicaron que se llamaban luciérnagas y aquella fue una gran noticia para mi. Luciérnagas después de abrazar a León tenía un profundo significado para mi en aquel estado de libertad completa y en medio de personas que buscaban un camino similar al mío y no como el del resto de la sociedad, casi, y sobre todo de mi familia.
Estaba en el destino que estuviera conviviendo con León durante un par de semanas. Me cedió una habitación en una casa grande de dos plantas que más bien parecía una oficina con cocina repleta de cosas sabrosas y ducha gigante (el baño estaba en otro espacio) que una casa para habitar. León tenía su dormitorio en la planta baja y yo tenía un cuarto en la planta de calle. Salíamos al portal y nos balanceábamos en una amaca que sacábamos cuando deseábamos. Era fantástico andar desnudos por la casa fresca que teníamos. Aclaro que era verano en Argentina y que el calor, aunque los aires de la capital de este inmenso y maravilloso país son únicos al menos para mi. No puedo olvidar las brisas calientes pero sin quemar que he insuflado allí, los refrescantes vientos del atlántico o del pacífico o de donde llegaran que hacían que la estancia fuera estupenda y las brisas y los aires muy "buenos". ¡Que suerte tuve! de que no hiciera frío y haber tenido que pedir dinero durante el día para conseguir una pensión para dormir. León era un hombre sensacional pero que también se afectó con mi fase maníaca y terminamos separándonos marchándome yo a un hotel. Fue cuando me robaron mi mochila y me quedé sin dinero que recalé en la calle a dormir en un parque, o en un banco de un lujoso barrio llamado Puerto Madero, o en cualquier lugar que me parecía adecuado para poner la cabeza en mis brazos y descansar un rato. En las manías, repito, casi no hace falta dormir porque la energía es inagotable.
Gracias por leerme, amigo lector.
Salud Os.
Manuel.

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6ª ENTREGA

Estoy diagnosticado desde el año 82 cuando empezaba a trabajar como comercial de publicidad en una agencia conocida y con compañeros muy profesionales. Empezó la hipomanía, creo, por las características del trabajo que estaba hacindo. Tenía mi moto para trasladarme y sobre todo tenía un sueldo bueno y un futuro prometedor. Aquella forma de vivir era lo que siempre había deseado y dejé de tener miedo al futuro. Vivir el día a día y sintiendo en mis venas la fuerza que aquello me daba. Conquistaba chicas hermosas o a mi me lo parecía al menos y fumaba marihuana a menudo.
Un día cualquiera de esta etapa me fui a un concesionario de automóviles Porsche y pensé en comprarme uno olvidando que éramos una familia de clase baja, y aunque teníamos lo suficiente lo de comprar un coche de superlujo no dejaba de ser una locura. Hablé con mis padres para que me avalaran la compra del coche porque tenía algunas ideas que podrían darme muchísimo dinero, pensaba yo. El plan era ayudar a alquilar las plantas de un gran edificio cercano a mi casa sin ni siquiera conocer a los propietarios y con esos alquileres podría comprarme el supercoche que siempre había deseado. Estaba maníaco y no me daba cuenta. Vivo mis ideas como reales y nada tienen que ver, o muy poco, con la realidad.
Mis padres decidieron llevarme a un psiquiatra y yo lo agradecí porque suponía que cuando el doctor me evaluara se daría cuenta que yo estaba muy feliz y nada de enfermedades había en mi. A pesar de creerme Jesucristo y querer ayudar a todo el mundo no me daba cuenta de mi desvarío mental. A todos mis amigos les hablaba y les daba consejos para estar tan feliz como yo. Hablaba sin parar, no dormía y todos los días me iba a una discoteca a ver a la chica de mis sueños que era una mujer mayor que yo y que según me parecía ejercía la prostitución. Casualidades de la vida, pasados los años, la encontré un día en la calle, en su coche, y conseguí una cita que me llevó a su casa y pasar una noche juntos. Fue muy lindo hacer el amor con "la puta de mis sueños" nombre este con el que solía pensar en ella durante mis años discotequeros.
Cuando llegamos al psiquiatra, mis padres y yo, después de unas pocas preguntas me internaron, me ataron de pies y manos y me dejaron en una camilla. Conseguí sacar las manos y los pies y aunque estaba desnudo, tal como me habían ingresado, quería salir de allí cuanto antes pero fui apresado de nuevo y regresado a la camilla con las cinchas para atarme. Sigo sin entender por qué la psiquiatría tiene estos protocolos. ¿Como una persona que no grita o usa la violencia ni quiere quitarse la vida es atado para que se cure?. Sigo sin entender a la psiquiatría o mejor dicho la entiendo muy bien y en verdad sé que no es la solución aunque me resigno a ella para no crear problemas con las dichosas manías porque las depresiones nunca fueron el motivo de ingresarme.
En esta etapa de mi vida, pasé por dos psiquiátricos durante unos veinte días y cuando salí ya estaba tan deprimido que no tenía ninguna gana de seguir viviendo. No podía trabajar pues unos fuertes picores recorrían mi cuerpo cuando iba a ver algún cliente. Mi frescura natural había desaparecido y pareció un joven muerto en vida. Poco a poco los síntomas depresivos fueron desapareciendo y otra vez me acerqué a la manía peligrosamente hasta que me ingresaron por segunda vez. Pasé de nuevo por la clínica del Dr. Vallejo Nájera, conocidísimo psiquiatra ya fallecido. Pasé 5 días solamente para no perder el trabajo porque mis padres me decían que no dijera nada de mi enfermedad. Era un error vivir esto en silencio. Pienso que hablar de ello y mostrarse tal como uno es siempre da buenos resultados aunque algunas veces hablemos demasiado o con personas que nos muestran una cara diferente a la realidad
¿Como es posible que la misma persona pueda cambiar tanto de estado de ánimo?. Es algo difícil de comprender pero así es. Algunos chamanes dicen que estos "desajustes" son provocados por un proceso de iniciación que soportan todos los chamanes cuando empiezan a permitir que salgan sus cualidades como sanador. Siempre, desde mis primeras crisis, pensé que quería ayudar a los demás a que llevaran una vida feliz y con paz en sus espíritus. Cuando la manía me ocupa, regalo casi todo lo que tengo a cualquier persona que crea que lo necesita. La manía me hace muy generoso con los que entienden mi "locura" y les colmo de regalos aunque reconozco ahora que estoy "normal", que también regalo cosas para comprar amor. Quizás todos los síntomas de la manía vienen por un profundo estado de soledad porque desde que tengo uso de razón me he encontrado diferente a los demás. He pasado por épocas fantásticas llenas de un ligero éxito en mi mundo laboral, con muchos amig@s y suficiente sexo para sentirme un hombre con suerte por sentirme atractivo para un tipo de personas. En los desórdenes mentales extremos, las manías, queremos estar acompañados, no hay pereza para salir de casa en dirección adonde haya personas amables y que me traten bien. ¿Es malo esto o es lo que todos queremos?
Pensé muchas veces que si mi familia fuera diferente las cosas hubieran transcurrido de formas distintas pero esto es lo que he construido y con lo que tengo que cargar. Quizás no tenga cura pero nunca dejaré de intentar encontrarme cada vez más seguro de que muchos de los "gestos" de la manía son muy adecuados para el ser humano pero son capadas por la sociedad para que el sistema no se deteriore y sigamos "obedientes" a los mandatos de los gobernantes, de las leyes, de las normas,…… "Nadie quiere que seas sabio", decía el gran Gurú Osho. El sistema quiere tenerte "preso" mentalmente. No desea que saques los pies del plato y permanezcas trabajando y sufriendo. Los oligarcas, dueños de los medios de comunicación, la banca, la industria alimenticia y farmacéutica y el petróleo nos manipula con ingenio para que permanezcamos en el rebaño social para que nadie desee dar rienda suelta a su credo.
Nunca me gustó tomar fármacos psiquiátricos pero los tomo. Nunca me gustó dejar mis ideas en el saco pero lo hago. Me cayo, aguanto, tolero, busco la forma de ser "bueno" para que me quieran y esa no es buena política, pienso ahora desde la "normalidad".

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7ª ENTREGA. Vagabundear por Buenos Aires.

"Lo que se resiste persiste" y por ello cuando nos negamos a algo parece que la vida nos lo muestra constantemente y esto fue lo que me sucedió en Buenos Aires cuando por avatares de mi mala cabeza, infectada de manía, tuve que vivir en la calle por varias semanas.
Un día cualquiera de estos que no tenía techo para guardarme, ni ropa para sustituir a la puesta me entregué a una aventura realmente singular ya que tuve que engañar al dependiente y al dueño de una tienda de ropa y robarle el teléfono al inspector de policía que me ayudaba a hacer una denuncia, inventada por mi mente rápida y creativa en aquél momento.
Me despedí de Fredy, mi amigo del alma nacido en Uruguay, y salí en bus hacia la ciudad. Era difícil dejar los Bosques de Palermo y mucho mas a la "casa de Fredy" donde se vivía a las mil maravillas pero el proyecto que llegaba merecía la pena. En los autobuses nunca pagaba y menos ese día que iba dispuesto a contar que me habían atracado a punta de pistola, cosa que a nadie asusta de lo acostumbrados que están en ese país, y conseguir mis objetivos: Vestirme elegante sin pagar un peso porque no lo tenía.
Llegué a una tienda que me gustó mucho su escaparate de ropa de verano con toques náuticos y arena en las dos vidrieras que tenía. Entré decidido a vestirme con lo que más me gustara y después ya veríamos. Unos zapatos náuticos preciosos, un vaquero y una camisa con tonos marrones que jugaban muy bien con los zapatos. Después de probarme algunas otras cosas me decidí a enfrentarme con el asunto del pago. Los argentinos son muy listos y se hacen más aún de lo que son así que tenía un cierto pudor a irme sin pagar por las buenas, y salir corriendo me parecía de muy mal gusto así que cuando me dieron la cuenta, saqué de mi pasaporte una tarjeta, similar a las de crédito, que había encontrado en un campo de golf cercano a los Bosques y se la di al dependiente. Este me dijo que eso no era válido y yo muy extrañado dije: "Qué cabrón el atracador que me ha quitado toda la ropa y me la ha cambiado por la suya y a punto de pistola, me dijo que me dejaba la tarjeta de crédito y el pasaporte pero me ha engañado". El dependiente asombrado me preguntó que había ocurrido y yo se lo conté con la imaginación de un maníaco en plena efervescencia. Desde la tienda llamé a mi madre y aunque ella les dijo que no se preocuparan que ella mandaría el dinero que costara la ropa, el dueño decidió que me dejaría llevarme los vaqueros y una camisa, no la marón que era más cara, ni los náuticos. Los zapatos que llevaba puestos eran de la marca Boss y me traían muchos recuerdos de cuando los compré que fue en otra fase maníaca en Palma de Mallorca que como he escrito algo me pasa en las islas porque he tenido 3 brotes en ellas, dos en Mallorca y 1 en La Palma (Canarias). 

Yo estaba tranquilo, nada de nervios o enturbulación mental porque ya tenía ropa para los próximos días y ninguna deuda con nadie aunque eso no me importaba porque como imaginaba que iba a tener dinero a espuertas trayendo euros de Europa para Argentina, ya lo pagaría cuando fuera el momento. Desde la tienda y guiados por mi madre llamaron a la embajada española para que me ayudaran y me recogieran de la calle pero yo no fui porque se me hizo tarde cuando salí de la comisaría de hacer la ficticia denuncia de que me habían atracado a punta de pistola y quitarme todo menos el pasaporte porque me había encarado con el ladrón, conté, y le dije: "Si quieres el pasaporte tienes que matarme", al más estilo del héroe de la película. En la comisaría me atendió el inspector Tadini que tenía unos 40 años, con bigote, estatura media y unos 70 kilos. Era bien parecido y rápido y amable en su trabajo. Mientras íbamos redactando el escrito de denuncia que pensaba utilizar para luego pedir dinero a los transeúntes para mis necesidades, yo no podía dejar de mirar a dos teléfonos móviles (celulares dicen ellos) que tenía encima de la mesa. Uno de ellos, el que me parecía más compacto, era negro y de la marca Motorola que me encanta, Cada 3 o 4 segundos se encendía una lucecita azul preciosa que me resplandecía en mis ojos diciéndome: "LLévame contigo". Acabado el escrito, el inspector Tadini salió del despacho para hacer una fotocopia y yo, con las pulsaciones a 1000 por hora agarré el hermoso Motorola y salí en dirección a la fotocopiadora para coger mi denuncia y salir corriendo a toda velocidad. Nada más salir de la comisaría agradecí a Dios que soltara una gran tormenta por lo que a nadie le sorprendió verme correr a toda velocidad. Cuando llegué a la esquina de la siguiente manzana (cuadra llaman ellos) paré un taxi y nada más sentarme y decirle al taxista que me llevara al barrio de Puerto Madero, el barrio más rico de Baires, me puse a cambiarme de ropa para que cuando Tadini echara de menos su móvil no pudieran identificarme los coches patrulla que estuvieran buscándome. Me imaginaba que harían una llamada general a todas las unidades para que me apresaran pero yo confiaba en que no me cogieran. Me cambié, guardé la ropa nueva en la bolsa que llevaba la vieja y llamé a mi hijo Jaime de forma tranquila y sosegada, guiado por mi chofer al barrio donde vivían mis amigos los adolescentes ricos que montaban en skate board, se acompañaban de chicas guapas y tomaban drogas. Me sentía en la gloria, alumbrado por la gracia divina y no recuerdo si agradecí o no la suerte que estaba teniendo pero en verdad era lo que yo estaba creando.
Esta denuncia me sirvió para buscarme las habichuelas más veces cuando necesitaba alguna cosa para que me compadecieran y me dieran dinero. En estos desordenes mentales le echo un morro a la vida impresionante pero no tengo ningún complejo a la hora de admitirlo ya que, por el contrario, cuando estoy deprimido me convierto en un pobre infeliz tan fácil de engañar como a  un niño y no quiero decir que no me engañaran nunca cuando estuve maníaco por que os engañaría. Me engañaron los niños, los jóvenes y los mayores, vivir en la calle es una enseñanza increíble para los que como yo siguen viviendo con su familia y a pesar de haber vivido 8 años con mis hijos y la madre de mis hijos, está muy lejos de lo que significa vivir sin techo como un vagabundo esperando que te den de comer y de beber allá donde vas a pedir.

Seguiré, amigo lector. Gracias por tu tiempo.

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8ª ENTREGA. 32 horas en el calabozo.

Cuando llegué a Puerto Madero, le dije al taxista que no tenía de¡ibero para pagar y tuve mucha suerte porque el chofer era un cristiano de pies a cabeza o evangelista o de alguna religión donde la compasión formaba parte del decálogo. Cuando llegó al lugar que le pedí, en el puente que cruza el río donde llegan los barcos para ir a Urugüay, me deseo suerte y me dijo que tuviera cuidado pero ninguna palabra de desgana había en su boca si no todo lo contrario. En verdad me conmovió aquél corazón tan puro y sobre todo las pocas ganas que aquel taxista tenía de crearse problemas. Cuando me bajé del coche en busca de mis amigos reflexioné un poco acerca de que esta no era manera de comportarse con las buenas personas pero poco me duró este pensamiento.
Pronto encontré a Luccio descendiente de italianos, a Antón descendiente de gallegos, a Pedro descendiente de argentinos, a Chela un malabarista increíble tanto con las bolas como con los bolos, a Sofía de la que me enamoré como si tuviera su misma edad y su misma condición social y otros amigos que iré recordando mientras escriba. Sofía era preciosa, tenía unos ojos brillantes color de ámbar y una cara del color de la porcelana clara. Su cuerpo era poderoso y sus pechos, de lo que siempre me enamoro en estados de desorden y de orden mental, muy generosos. Ella ni me miraba supongo que por todo el cuadro que yo representaba pero este día que iba con ropa nueva la veía más solícita a mis palabras. ¡Que locura querer enamorar a una niña de 16 o 18 años en me dio de una pandilla de chicos atractivos y de su edad!
Jugué con el skate que ya estaba aprendiendo a manejar después de haberme dado buenos golpes pero que sólo me dolían en el momento del traspiés pero luego desaparecían hasta el siguiente error al inclinarme o cualquier otra argucia necesaria para mantenerse de pié en el skate. Fumamos marihuana, cocaína, reímos, hablamos y cuando llegó el momento de marchar, aunque me sentía muy bien tratado por estos amigos, uno de ellos, Pascual, me preguntó que tal me sentía a lo que le contesté que estaba muy bien y muy feliz y el me contestó: "Sí pero estás viviendo en la calle y no tienes nada". Esta frase retumbó en mi cabeza y taré en contestarle de nuevo mientras rumiaba aquella gran verdad que un adolescente de apenas 18 años me había dicho pero no "tuve tiempo" para dedicarle a seguir pensando sobre aquello.
Cuando estaba ingresado en el psiquiátrico, ya en Madrid, pensé muchas veces que como era que no podía sentarme tranquilo y hacer un plan para venirme para Madrid lo antes posible porque en Baires podría pasarme cualquier desgracia por el comportamiento que estaba teniendo. No era capaz de reflexionar sobre ello cuando estaba lleno de ideas de cómo hacerme rico y traer a mi hijos para vivir juntos los 3. Imaginaba que alquilaría un piso en una zona pija llamada Palermo, como los bosques, con tres habitaciones, les compraría una bicicleta eléctrica a cada uno y dejarían de estudiar para disfrutar de la vida tal como desearan y como seríamos ricos pues todo iría de maravilla, también imaginaba que su madre les dejaría venirse porque también disfrutaría de la "plata" que ganaría jugando la prisión ya que los delitos fiscales se pagan con la cárcel.
Quizás aquellas palabras de Pascual me hicieron acordarme de España con mucha fuerza y entré en un locutorio para llamar a mis hijos y a mi familia con el propósito de que me enviaran dinero que yo tenía en casa, unos 4.000€ para cambiarlos en el mercado negro y poder pasármelo bien y darles a mis amigos los que vivían en la calle. Todo era totalmente convulso y perdidamente loco. La factura del locutorio ascendía a 476 pesos, unos 35 euros y a pesar de que le enseñé la denuncia al dependiente no conseguí que me dejara marchar. Pronto llegó la polcía, 2 coches con 8 soldaditos dispuestos a solucionar el asunto. Parecerá de risa pero a mi me preocupaba que se enteraran que había robado el Motorola a Tadini y terminaría en la cárcel y no que me llevaran al calabozo por no pagar una factura tan irrisoria pensaba yo. Uno de los policías que creo que le caí bien, me preguntaba por mi vida en España porque supongo que se estaba pensando que yo no estaba bien y necesitaba ayuda. Fué tan sincero y tan sensible que terminé diciéndole que había robado un celular y que lo había dejado en una tienda de Puerto Madero para que me lo desbloquearan porque después de hablar con mi hijo durante el trayecto del taxi, ya no me sirvió para más nada ya que estaba inactivo. El policía, Sancho Juarez, de origen mejicano, me pidió el resguardo y me dijo que se ocuparía de recuperar el móvil. Esto fue muy bien pero el resto de lo que se generó por el impago de 35 horas, me llevó al calabozo. Estuvimos casi 3 horas en la puerta del locutorio, yo sentado en el escalón de la puerta y la poli llamando y haciendo no se qué cosas. Me montaron en el coche con esposas y me llevaron a la comisaría. Yo me sentía contento porque me decía interiormente: "Al fin podré descansar unos días y dormir ya que me sentía cansado de tantos giros como mi cabeza daba a cada instante.
Me tomaron los datos y me hicieron tocar el piano (poner mis huellas para la ficha) antes de llevarme a aquel calabozo de techos de más de 3 metros y una sólo ventana enrejada que yo veía imposible de alcanzar. Cuando sonó la puerta y me dejaron sólo me sentí como el Conde de Montecristo y pronto me tumbé en aquel banco de piedra que era lo único que tenía. Dormí y soñé un dulce suelo. Sofía me venía a la mente y mis hijos se mezclaban con sus preciosas juventudes, también mi madre con sus penas y sufrimientos por su hijo el bipolar. Fue una siesta estupenda que me abrió el hambre. Golpeé la puerta hasta que vinieron y con voz firme me dijeron que dejara de golpear y yo respondí que tenía hambre que no me podían dejar de comer, el poli me dijo que cuando fuera la hora y tuve que esperar un rato que se me hizo muy largo para poder comer unas facturas (bollos de harina refinada y azúcar) y un sandwich de jamón y queso. Después pedí ir al servicio y cuando me llevaron casi se me quitan las gas pero hice de tripas corazón y allí me senté en cuclillas para desatascar mi tripa.
CUando salí, 32 horas después, noté que la coleta que me había regalado y tejido a mi pelo, mi amigo Ismael, había sido cortada con tijera y no pude soportarlo. Ya estaba muy lejos de la comisaría, camino del Obelisco de Eva Perón, donde se ponían mis amigos artesones procedentes de Perú pero juré que iría a la comisaría para batirme en duelo si fuera necesario con el cerdo que me cortó mi coleta.

Crees que se puede vivir así, querido lector?. Crees que esta forma de vida te puede ocasionar algún momento de felicidad, de bienestar, de calma,….. Pues no, esta no es la forma que quiero vivir pero el desorden mental me lleva a crear estos y otros peligrosos sucesos. Me pregunto si es por esto o por lo otro pero la verdad aún no la conozco y es por esto que estoy escribiendo sin parar para desenmarañar lo que dentro de mi está pero que no me atrevo a desvelar.

Gracias por tu lectura. Eres el único en el que pienso en estos escritos. Eres el motivo por el que lo hago aunque en verdad cuanto más relato más seguro estoy del bien que estoy haciendo a mi mente y espero que también a la tuya.

Anexo para Facebook.

Querido Lector, y lectores, tengo que contarte algo muy íntimo:
Desde que estoy escribiendo, hace sólo 4 días, me encuentro mucho mejor. Parecen pródromos (la antesala de los síntomas que definen la manía) pero yo sé muy bien, esta vez estoy seguro, que no es nada que me pueda llevar al desorden mental si no a un estado de bienestar constante y permanente, casi.
Me imagino escribiendo cada día para que puedas disfrutar de mis relatos rocambolescos, pero todos ciertos, y quizás hacerte reflexionar de la suerte que tienes por no depender de fármacos o de una enfermedad que llaman psicosis maniacodepresiva o también desorden bipolar. Agradece mucho a la vida que te haya dado la suerte de estar ordenado mentalmente aunque en verdad dudo de que más allá de un 5 o un 10 por ciento puedan asegurar esto. Todos tenemos nuestra neurosis y algunos, como yo, tenemos psicosis pero nadie salvo esos privilegiados se salvan de tener problemas de algún tipo y me refiero a los desordenes mentales que veo en el día a día en la gran parte de la sociedad. Lo que sucede en España a nivel gubernamental creo que es un desorden total, por ejemplo, y no digamos las guerras, los refugiados, las ventas de órganos, los asesinatos por dinero, etc, etc.
Como te decía hoy me encuentro muy bien y decidí comenzar un ayuno de agua. No sé hasta cuando llegaré pero sabiendo que lo que me hace comer son las emociones desordenadas y que no necesito comer al menos en unos 40 días, voy a seguir con este proyecto que me hace verme a salvo de la subdepresión (depresión leve) que estoy pasando desde que salí del hospital, hace 2 meses, después de dos ingresos de 20 días cada uno con unos días de descanso en medio.
Pensar en hacer lo que mi amigo Daniel está llevando a cabo me llena de emociones positivas. El lleva 22 días sólo con agua y eso que no lo había hecho nunca desde que su novia murió hace 25 años. Daniel es violinista y mide 170 y pesa 110 kilos ahora que ya ha perdido 20 con el ayuno. ¿No es fantástico?.
Lo realmente espectacular es que se encuentra mucho mejor, con su ánimo subido y sus ganas de sonreir a flor de piel. Me contaba que todos sus conocidos se lo dicen y sólo hace falta verle para darse cuenta de que sólo está diciendo la verdad.
Yo, que ya he estado 62 días sin comer a base de liquados de frutas e infusiones y algún caldo de verduras no me da miedo el desafío. Además estuve 7 días sin comer ni beber y puedo asegurar que de la necesidad que sentimos por comer habría que reflexionar para ver si es una necesidad biológica como dice la medicina. Mi amigo Victor Truviano, ser tan especial como las ninfas del bosque y tan sensible como el mayor de los poetas hace 9 años que no come o bebe, pero no te asustes querido lector no es que esté maníaco ahora si no que después de 5 años conocerlo puedo asegurar que él no es el único que hace esto, que para el no tiene mucha importancia. Lo que sí es esencial para Victor es sentirse feliz siempre, disfrutando de todo en cualquier momento y diciendo a quien le pregunte que vive del aire (respiracionista, como somos todos) y del amor.
Me siento muy bien con este desafío porque ya engordé tanto que me siento incómodo. Las pastillas psiquiátricas y una mala alimentación porque comparto la casa y la comida con mi hermano y su mujer desde hace 9 meses, me han hecho ponerme como un cerdito, con unos 20 kilos más de los que acostumbro a pesar.
¿Qué sería de mi si no estuvieras del otro lado,..... a quien le contaría mis cosas más intimas?. No creo que nada refuerza más mis ganas de vivir que saber que hay alguien que se preocupa, con la sensibilidad de un niño, por lo que acontece en mi vida.
Es un placer lo que hago y en tan solo 4 días he pasado de pensar en que aún me queda mucho para morir y que mi vida tiene poco sentido y es por que tú, amado lector, le has dado una explicación a todo lo que hago y proyecto.
Gracias.

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9ª ENTREGA. La emergencia espiritual

Uno de mis lectoras me ha recordado un término que ya tenía olvidado. Gracias Rousiña.
Leí un libro de Stanislav Groff titulado La tormentosa búsqueda del Ser donde diferencia muy claramente lo que es una enfermedad mental, si es que existe eso sin que los neurólogos lo digan y a mi ninguno me lo dijo, y las emergencias espirituales. Es un término que define adecuadamente en lo que yo puedo llamar a mis fases maníacas pero que no lo quiero llamar así siempre para que no olvide los 14 ingresos en psiquiátricoscon sus consiguientes depresiones. Groff atendió a su mujer, diagnosticada como esquizofrénica y la sanó de su problema. También creó una forma de atender a una persona con emergencia espiritual con un cuidado diario y 24 horas. La cuestión era que su cliente estuviera acompañada y nunca ser invalidada en ninguna de sus ocurrencias o ideas salvo con sumo cuidado para que esta no se sintiera herida y a eso le llama empatía (sentir juntos. Los dos casos fueron exitosos. Empatizar con el paciente (el que sufre o padece) es la base de la sanación, es el convertir a una persona que no sabe qué hacer con sus emociones en una persona que puede gestionarlas sin amenazas.
Vivo en una constante pregunta: ¿Seré un ser emergiendo espiritualmente o seré una persona incapaz de sanar de forma adecuada y latente mi enfermedad, si puedo llamarla así aunque sé que claramente casi toda la sociedad ha de llamarle así.

Tantas veces como me ingresaron y tantas veces como me sentí iluminado, sin nada más que hacer que pasarlo bien, pero me olvidaba de las normas que hay en la sociedad, no recordaba los sufrimientos de la familia ni de mis hijos sobre todo. Cuando estás ahí arriba dejando emerger todo lo que llega, no consigues salvo que te lleven al manicomio por usar un término ya en desuso. La psiquiatría se ha ido perfeccionando pero nada de sensibilidad ha crecido en sus protocolos ya que siguen usando los electroshok, creo que también las lobotomías y muy a menudo atan al que padece sin ninguna seguridad de sanarle si no de apartarle para que no moleste a los enfermeros y médicos. No siento ninguna simpatía (sentir juntos) por este gremio en general y claro está salvando a muchos psiquiatras que viven su profesión con verdadero amor por el prójimo, sea este paciente o no. La psiquiatría está en desuso aunque cada día los hospitales están más llenos y las estadísticas de neurosis y psicosis sigue aumentando. Sin psiatría no digo que viviríamos mejor porque sé que algunas veces nos hacen falta pero tantas y tantas son las enfermedades inventadas por estos que ya hasta síndrome postvacacional para el que llegando de sus días de libertad sin trabajo se encuentra un poco muermo para empezar la "lucha diaria" que no es otra cosa que el trabajo demoledor de hacer todos los días lo mismo sin ninguna recompensa. Brindo desde aquí por los que no conocen esta sensación de vacío porque sus vidas setán llenas de amor y Paz.
Cuando llegas al psiquiátrico, te ponen una bata y te quitan todo, todito todo. Te dejan ponerte unas zapatillas además de la bata y te echan al pasillo ofreciéndote 3 comidas diarias y ninguna más, incluso cuando vienen tus familiares suelen registrarlos para que no entre en la zona ningún tipo de alimentos con más cuidado de que no entren ni mecheros ni tabaco, es una constante vigilancia para que se cumplan a rajatabla las reglas marcadas por la rígida psiquiatría cuando debería de ser la dúctil y empalizaste psiquiatría o mejor llamarle defensores de la salud mental. Tampoco puedes fumar y has de pasar a puro huevo los primeros días de mono tabaquero. Es un horror de horrores. Nada tienen que me caiga simpático salvo algún profesional como la psiquiatra con la que pasé consulta esta última vez y otra hace unos años que me encantaba en su proceder pero no puedo olvidar que pertenece al gremio y por eso sigue ahí metida. Otros como Ramón Carballo, Alberto Ruiz Lobo, Gabriel Aboud con quien hice psicoterapia durante 7 años y otro que no recuerdo su nombre pero que es el que mejor recuerdos me deja.

En mi último ingreso fue todo bastante bien porque yo llegaba más tranquilo que en otras ocasiones y ya me sabía el protocolo. Cuando llegaron los dos policías a mi casa dijeron que venían a quedarse hasta que llegara el médico pero este nunca vino si no que llegaron dos chicos de Samur, a Luis ya le conocía de otra ocasión al menos, y advirtiendo que esperaba que todo fuera bien porque si no ya conozco las consecuencias me acompañaron a la ambulancia y condujeron hacia el hospital de La Paz.
A los polis, cuando llamaron y les abrí la puerta no comprendía muy bien lo que querían y les dije que pasaran a lo que ellos se sintieron un poco reacios pero cuando ya comprendí, entonces les dije que prefería que se quedaran en la puerta y la cerré dejándoles afuera. ¡¡Que de mentiras cuentan a los que estamos maníacos!!.
Durante el viaje en la ambulancia, en un sillón cómodo y además con el móvil en mano pude cancelar la cita con mi gran amiga Macarena, de la que estoy ligeramente enamorado, y también otros watssap a  amigos que suponía les interesaría saber que estaba de camino a urgencias de la paz para evaluarme y seguramente para quedarme ingresado una temporadita. Ya no le tengo miedo a los ingresos como antes que me echaba a temblar. No se está tan mal, si es que hay que estar, te dan de comer, no pasas frío y puedes incluso hacer amigos para toda la vida como hice con Marisa, de la cual me enamoré y fui correspondido, o con otras personas que sigo conservando una bella amistad. Pero las rejas están en las ventanas y la puerta siempre está cerrada salvo para las dos horas en las que vienen las visitas pero siempre controladas por las cámaras para que nadie pueda salir sin autorización. Es como un cuartel pero sin patio y sin nada de nada que hacer. Un amigo que allí conocí y que me invitó a fumar unos porros un día me dijo que era mucho peor que la cárcel porque allí por lo menos podía bajar a tomar el aire fresco y podía sentirlo en su cara y su cuerpo. Se llamaba Javier y tenía 23 años pero su inteligencia y buen corazón me hacían vibrar de alegría cuando estaba a su lado. Vestía bien y se dedicaba, con permiso de su madre, a vender pequeñas porciones de hachís en su barrio. Era un tipo valiente y no permitía que nadie se le subiera a las barbas y en una ocasión por un rifirrafe con otro ingresado se enfadó tanto que le dijo: "Me voy a comer tus vísceras" o algo similar. Era tajante con las enfermeras y no les pasaba ni una pero de vez en cuando le castigaban sin salir de la habitación como era común a los que cometíamos alguna irregularidad que no le gustara al enfermero del momento. Son la hostia estos psiquiátricos españoles, igualito que los finlandeses que tienen un 80% de éxitos entre sus pacientes a los que no tratan con farmacología si no con lo que llaman "Dialago Abierto" que se trata de crear encuentros entre el psiquiatra, el psicólogo, el terapeuta, y el cliente y su familia e incluso van al lugar de donde son llamados y no como aquí que todos hemos de ir a pasarnos las horas necesarias en urgencias hasta que tienen una cama libre en la planta. No me quejo de lo quee yo solo he creado y al menos hasta ahora seguía creando pero podían tomar un poco nota de como se puede mejorar el estado psíquico de los que padecemos estas Emergencias Espirituales y que sin saber manejarlas caemos en un sin número de errores que nos llevan a sufrir y a tener que pagar los platos que hemos roto que no suelen ser pocos. En este psiquiátrico de Laponia Occidental sólo medican al 20% de sus clientes, no pacientes, y de estos sólo el 10% sigue con la medicación.
¡Coño yo quiero esos hospitales aquí en Madrid!!. Pedir es gratis pero viendo los ojos de mi psiquiatra cuando se lo conté me doy cuenta que no es para mi este sistema tan evolucionado o al menos sin viajar a otro país más evolucionado en este campo. El Dr. Mosh creó otro sistema llamado Sotería donde eran los propios clientes, vamos los que estaban maníacos o con brotes esquizofrénicos paranoides, los que entre ellos hacía terapias de grupo. El índice de éxitos era muy alto y nadie tomaba medicamentos.

Ahora ya son las 04:04 dice mi Macbook y tengo los piés fríos porque estoy en la terraza y refrescó un poco el día tan estupendo que hemos tenido los madrileños así que me voy a ir a la camita para calentarme un poco. Mañana me echaré una siesta buena para compensar el sueño porque es el "chivato" que primero se enciende cuando empieza a emerger el desorden mental.
Gracias amigos lectores por seguir conmigo y animando con vuestros mensajes y sugerencias.

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10ª ENTREGA. Mi infancia

Poco puedo contar de mi infancia porque no recuerdo mucho o al menos eso creo ahora pero no sé si al paso que voy escribiendo podrán venir a mi memoria más datos importantes para esta terapia que resultará de mis escritos.
Nací a las 14:05 según mi astrólogo ya que mandé hacer a Benigno Morilla (licenciado en Bellas Artes, escritos y gran astrólogo) una rectificación en la hora ya que mi madre me contó que había nacido a la hora de comer y después de haber estado fregando la casa de rodillas porque hace 59 años no había fregonas y menos en un pueblo medio perdido de la provincia del Principado de Asturias. COn la ayuda de mi padre, el único asistente al parto nací mientras en la cocina se preparaban para hacer la comida del medio día.
Aprendí a andar con mi bisabuela María, gran mujer por su fortaleza y creencia en Dios,  igual que mi abuela materna y mi madre, atándome una salla vieja (vestido) que me ataba por debajo los brazos y me animaba a dar los primeros pasos y parece que fui prematura en esta difícil proeza de poder cambiar de sitio con mis propias piernas y no en brazos de alguien porque tampoco había tacataca, ni carritos de bebé en aquel entonces en mi pueblo que se llama, por si alguien quiere recordarlo: Navelgas.
Mi madre me cuenta que mamé de sus pechos hasta los 4 años y que muchas veces la llamaba para que socorriera a mi barriguita porque tenía hambre. Y ahora, en el sigo XXI que después de los 3 meses, incluso antes, muchos niños van a la guardería para ir educándoles a lo que les tocará pasar: colegio, universidad el que vaya y 40 0 50 años de trabajo del de ganarse las habichuelas y no del de disfrutar con lo que tus dones te pueden dar.
También me cuentan que siendo pequeñín iba detrás de las cabras de un vecino comiendo sus cagarrutas y diciendo que era café. Esto me lo recuerdan mis tíos y primos también. La casa de mi madre, donde nací, y la de mi padre sólo los separan un pequeño camino, ahora asfaltado para que puedan pasar coches y tractores, y sus horeros casi se tocan. Mis padres eran novios desde pequeños y mi madre hace gala de no haber conocido a ninguna otra mujer aunque a mi padre nunca le he oído esto, quizás porque fue mas ligero de cascos que su mujer. No tengo idealizados a ninguno de los dos pero he de decir que es ahora cuando empiezo a conocer a mi madre y a quererla porque hasta ahora siempre he tenido una difícil relación con ella incluso de llegar a hacerla responsable de mi enfermedad cosa que nunca me pasó con mi padre.
Recuerdo que 4 o 5 años vinieron unos tíos a visitarnos como solían hacer porque tenían más familia en el pueblo y prepararon una excursión a Luarca donde te puedes bañar en sus playas y ver grandes truchas en el río que la cruza. Es una villa preciosa donde las montañas y la playa se abrazan y muy turística también.
Prepararon a mis espaldas, como si yo fuera tonto y lo era en aquel entonces y no mucho menos que ahora, para marchar todos a ver el mar y sobre todo, lo que mas me importaba es que iba mi tía Pilar por la que sentía una gran admiración e incluso un cierto enamoramiento que me llevó más de una vez a pensar en ella mientras me masturbaba.
Mi abuelo Manuel, Lulo para todos los vecinos y amigos, me llevó engañado a la fuente para jugar allí y cuando mejor me lo estaba pasando me dijo que nos fuéramos para casa. Qué desilusión tan grande me llevé cuando ví que no había nadie y sobre todo no estaba mi tía tan querida y deseada por mi. Pronto me eché a llorar y tuvo mi abuelo que inventar todo tipo de juegos para que dejara el llanto.
Como veis, ya la sexualidad la tenía algo disparada y ha continuada hasta ahora mismo porque a pesar de que me adiestré en el arte del tantea sigo pecando demasiado con las películas pornográficas o con las salidas de tono con el sexo de pago. El desorden mental no es sólo para hacer rocanbolescas hazañas si no para todo. Es como un armario que al abrirlo salen saltando todas tus pertenencias y no sabes que hacer con ello. las subidas y bajadas, la alegría y la melancolía se entrelazan para dar un resultado que no siembre es el deseado y más en el caso de ese 2% de la población que dice la psiquiatría que corresponde a los bipolares.
En Navelgas tenía dos amigos, sobre todo, que se llamaban Manolo y Suso que eran hermanos y me llevaban a pescar truchas al pequeño río de los bosques porque el grande que cruza el pueblo nos podía acarrear alguna multa ya que estaba vigilado y nosotros usábamos una técnica prohibida; ya desde pequeño infringiendo la ley. Recuerdo una de las muchas veces que fuimos que yo, con unos 6 o 7 años, me resbalé en una piedra y tuve que mojarme los pies para no caerme e incluso no recuerdo bien si me caí de culo en medio del riachuelillo y con suerte de que como era verano (era cuando íbamos de vacaciones al pueblo ya viviendo en Madrid), llevaba poca agua el río. Ellos, incluido mi hermano Guillermo que tiene 2 años mayor que yo, se partían de risa supongo que por lo gracioso de mi caída pero yo, mojado y con sentimiento de incapacidad, me entristecí mucho porque no podía entender que se rieran de aquel traspiés que tuve. Estos sucesos son los que a los bipolares o esquivos u obsesivos compulsivos da igual el nombre porque son desordenes mentales al fin y al cabo, nos hacen bajar la vibración y sentirnos no comprendidos. Es la melancolía desordenada la que emerge cuando te sientes tan distinto a los demás, creo yo.
También recuerdo que fumábamos desde muy pequeños y comprábamos un paquete de Bisonte (tabaco rubio y sin filtro) porque nos gustaba mucho oler el paquete después de abierto ya que soltaba un aroma que nos llevaba al clímax, decíamos. Fumábamos entre los maizales porque en verano ya están muy crecidos y nadie nos podía ver. 
Un verano nos plantó una bolera mi abuelo Manuel y jugamos muchos días entre los 4. Mi abuelo era muy niñero aunque bien me la jugó en la excursión a Luarca el muy jodido aunque ahora le entiendo muy bien claro porque lo único que quiso era que no pataleara y montara un follón porque quería irme con ellos y sobre con mi tía y no querían cargar conmigo o no habría sitio en los coches.
Recuerdo muy bien las fiestas de la Virgen de la Caridad que durante 3 días con sus noches, se dormía muy poco, jugábamos sin parar, tirábamos con las escopetas de perdigones a los palillos, comprábamos vales para la tómbola montábamos en los coches de choque, la  noria y tantos atracciones como había y claro está perseguir a alguna chica que supusiéramos que podríamos robarle un beso.
Una vecina, Enedina se llamaba, se dejó prostituir por mi con un ofrecimiento de darle caramelos si me dejaba montarla (así le decíamos a hacer el amor o mejor dicho a follar porque de amor poco haciéndolo por caramelos.
La sexualidad es un tema demasiado tabú. Las iglesias, todas, lo tratan como si de un veneno se tratara y según  la iglesia Católica sólo se puede hacer el amor para procrear. ¡Pero adonde vamos a llegar así, señores obispos y curas!. Afortunádamente ahora con 15 años ya están amándose, penetrándose, abrazándose, besándose que es el acto más íntimo entre dos personas o más, no importa el número ni el sexo si las almas se atraen y se aman.
Basta ya por hoy porque son las 06:00.
Gracias por seguir ahí amigos lectores.

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11 ENTREGA: Me mandan al psiquiatra.



Llevo desde el dia 29 en un estado de conciencia no ordinario. Todo lo veo bonito, armónico y sobre todo estoy dispuesto a darlo todo por mi vida que es la única que tengo. No olvido que mi facilidad a "irme a otro lado" puede llevarme a un estado peligroso para mi, familia y amigos y por supuesto mis hijos pero no sé como pararlo. Estoy esperanzado de que todo irá bien y seguiré disfrutando para siempre pero las veces anteriores, casi todas, este estado era la antesala de un ingreso.
Mi hermano me dice que ya estoy fumando puros, que he fumado dos veces marihuana y que tal como le cuento que lo veo todo con mayor amor y cariño, me contesta que mejor será que llame a la psiquiatra para contárselo y me ha dicho que mejor que esperar al día 12 que llamé para pedir una cita de urgencia.
Creo que es desmesurado pero lo haré a ver qué pasa. Supongo que la psiquiatra me dará más antipsicóticos y algún hipnótico que me conduzca al sueño porque esta noche he dormido 2 horas y no tengo ni pizca de cansancio..
Algo está pasando pero no es peligroso, el único peligro verdadero es que no me quede aquí, hipomanía,  y salte a la manía y cometa deterioros en mi medio ambiente.
Estoy en una emergencia espiritual porque yo no me creo eso de que tengo un desequilibrio bioquímico si no que estoy dejando emerger, como puedo, lo que me está llegando.

Mi estado es de hipomanía que según el psiquiatra Javier Alvarez Rodriguez es el estado normal de la persona: con alegría, pensamiento positivo, con energía disponible y amoroso con los demás pero la "otra" psiquiatría dice que es el previo al desorden maníaco.
No sé pero creo que necesito salir al campo, hablar con las personas que me apoyan y no los que me mandan ir a un sitio que lo hago de mala gana. ¿No te parece querido lector?

El estado que poseo ahora es muy agradable, la gente es más res petuosa y amable, yo me comporto de forma natural y sin caretas, procuro,.... es un estado idílico pero con la amenza de que puede terminar en ingreso. Esta dicotomía o mejor llamado Miedo es lo que me está impidiendo alcanzar ese estado que deseo permitir que suceda en mi y pienso que quizás el buscarlo tanto me hace no poder alcanzarlo.
Ayer leí una revista donde Evru, Dasi y MI hablaban de la esquizofrénia y Dasu quien está diagnostica decía: "Cuando una persona tiene una enfermedad como la mía se tienen facultades pero tienes miedo de vivir".

Hoy he vuelto a fumar marihuana y no deseo hacerlo pero no me culpo porque he pensado que como siempre que fumo luego me da mucho hambre y ahora estoy en ayuno (hoy he comido en un japonés con un amigo que me ha invitado y me ha dejado escoger) voy a demostrarme que puedo continuar el ayuno porque la comida no me hace falta, al menos en unos días (ya estuve 62 días sin comer y otra ocasión de 40 o 50) porque la comida hace que mi cuerpo pierda energía porque tiene que procesarlo. Vamos a ver qué sucede, si me voy a la nevera y como un sanwich u otra cosa o me himflo como un cerdito o declino la idéa y sigo con mis pensamientos de ayunar.
No quiero marihuana en mi vida, no me hace falta y quiero vivir con las mínimas necesidades. Como decía San Juan de la Cruz "Necesito poco y lo poco que necesito lo necesito poco.
Pero como soy humano y muy lejos de ser perfecto pues me permito algunas cosas que poco a poco irán desapareciendo si el Universo y yo lo permitimos.

Seguiré relatando la verdad de mis acciones, pensamientos y emociones como terapia y para que los que estén sintiendo algo más de lo que cuenta la gente, que no empatiza (sentir juntos) con los desordenes mentales y prefieren buscar a otra persona para hacer un trabajo incluso para ser amigo suyo. Estigma que debemos entre todos ir sacándolo del terreno de juego, fuera letreros y carteles puestos en el pecho de neurótico o psicótico o bipolar o esquizofrénico paranoide o tantas como para llenar un libro que cada año aumenta de tamaño y de número de enfermedades con nombre y apellido. El desorden mental no debería tener nombre, ni incluso ninguna diferencia pero la vida no es como debería de ser si no como es.

No sé si dormiré pero no tengo ninguna gana todavía aunque ahora me iré tomando las pastillas (Depakine 1500, Zipressa10 y trés pequeñas de melatonina.

A ver que reacciones tenéis amigos lectores. Nada soy sin vosotros en esta etapa de mi vida.

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No tengo letras para expresar lo que mi hijo Alejandro, 17 años, me ha escrito. Lo ha dicho todo en unas líneas con la honestidad que le caracteriza y la sinceridad que sé que hay en su corazón.
Gracias Alex por tu franqueza y la defensa que haces de mis escritos que quise y quiero que sirvan para ayudae a los que deseen leerlos.
Alejandro Álvarez Rubio: Gran persona y grandes actos rodean a mi padre, no tengo palabras para explicar lo valiente que puede llegar a ser una persona y el buen hacer que puedes llegar a tener dentro que hasta pide disculpas por si alguna persona con miedos y prejuicios se ha llegado a sentir "incómoda" al leer esto. Pienso que este es el camino a la felicidad, añadiendo que a lo mejor face no es la mejor plataforma para expresarse ya que lo tiene toda la sociedad viviente y desgraciadamente esta sociedad no está preparada para que la gente sufra cambios que casi siempre les llevan a estar mejor. Apoyo a cada uno en hacer lo que desee y más a mi padre aunque algunos se piensen que es un "loco" por expresar sus sentimientos tal y como son. El camino de aprender y no conformarse es el que podrían empezar a observar más algunos, y dejar de pensar las barbaridades que puede llegar a pensar una persona con miedos. Lo último que quiero es que nadie se sienta ofendido, pero sí dar mi opinión. Porque la conciencia parece que no esta al alcance de todos o desde luego no está para la gente que no la quiere

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Queridos todos los que habéis leído mis relatos, pido perdón por haberme desnudado tanto y no es que a mi me lo haya parecido si no que a través de una conversación con un amigo íntimo y un comentario de otra amiga he pensado que quizás intimé demasiado en un medio que es casi público.
Me parece que cuando dices la verdad las cosas en tu vida funcionan mejor pero claro hay que tener en cuenta que no todas las personas estamos abiertas a recibir según que cosas sean.
He disfrutado mucho y voy a seguir haciéndolo, no sé si en face o en mi diario porque ha sido una terapia fantástica y eso lo prueba que pudiera hablar con mi hermano "a calzón quitao" y que me sirviera para tomar consciencia que estaba en un punto peligroso y tenía que utilizar la farmacología para dormir que es el primer indicio de que algo no va bien.
Hablar de drogas, de sexo y otros temas puede herir la sensibilidad del interlocutor y yo he aprendido a tener sumo cuidado cuando me vengan las ganas de hacerlo.
Seguiré escribiendo, creo, porque todos los que habéis participado en estos días me habéis animado a ello pero ahora lo haré para difundirlo con más sensibilidad para que ninguno de vosotros se sienta herido, molesto o triste de ver como sentimos algunas personas que también formamos parte de la Humanidad.
Gracias amigos lectores.12ª ENTREGA de Relatos autobiográficos de un bipolar.

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Con todos mis respetos, queridos lectores:

Estoy diagnosticado como enfermo mental (bipolar) y sé que hay personas que ya desacreditan mis acciones por el miedo que les causa que pueda ser demasiado agresivo o violento incluso y que esto les proporcione algún problema en sus vidas. Los disléxicos, los sindrome de down, los niños con eso que la psiquiatría llama TDAH (trastorno del déficit de atención e hiperactividad), los índigo, los cristal y otros muchos problemas no deberían de servir para separar si no para incluir porque en verdad no es el particular caso de cada persona si no que es el Gran Alma de la Humanidad el que lo sufre porque todos somos UNO.

Yo soy "NO A LAS DROGAS" porque ninguna necesidad busco y la dependencia no importa a qué no la quiero en mi vida. Hay algunos que ven televisión en exceso, buscan la diversión a todas horas, quieren ganar más dinero que su vecino, buscan ganar en las competiciones,... pero yo no quiero competir más que conmigo y cada día lo busco menos incluso. 
He de decir, queridos lectores, que nunca me sentí adicto al cannabis indico o sattiva; nunca. Siempre supe que cuando llegara el momento saldría de mi vida pero que en esas etapas me servía igual que a cualquier persona que baja a la farmacia a comprar un tranquilizante, un ansiolítico, una pastilla para dormir u otra para evitar la depresión. Yo he consumido de todos estos fármacos pero muy pocos analgésicos o antiinflamatorios que es lo que te recomiendan a la mínima en el centro de salud.
No, yo no tengo ninguna adicción, incluyendo al sexo, porque me he demostrado en epocas de mi vida que he estado limpio como un niño de cualquier necesidad que no fuera el amor y seguir evolucionando mi conciencia como única razón de vida. No me hace falta más allá de 500€ para vivir como un "rico", tengo para comer (cada día menos), para el transporte, un poco de tabaco y las medicinas que tomo. Si alguna vez salgo puedo gastar un poco de dinero y pensar que este mes ahorraré menos y no me llega ninguna culpa. No necesito comprar ropa, casi, ni salir todos los fines de semana a conocer un nuevo restaurante, tienda o parque de atracciones porque me conformo con escribir, respetar a los demás y saber que estoy en un camino que aunque a veces creo que lo estoy desandando el tiempo me da la razón en que siempre estamos avanzando.
Hace años me quise suicidar pero ahora lo que me digo en mis días aciagos y obscuros es que "esto también pasará" y saldré más fortalecido. En el 2.014 tuve una depresión que duró meses. Sólo hacía que tumbarme en el sofá y pensar en todo tipo de calamidades que me irían llegando, cocinaba para 2 o 3 días, siempre lo misma, y todo lo que hacía era esconderme de mis amigos y vecinos, sentir miedo de bajar a la calle y sufrir en silencio sin ninguna esperanza de recuperación. Hoy, dos años después puedo darme cuenta que era un estado mental producido por haber invalidado mi creatividad y haber creído en lo que el psiquiatra me recomienda además de prescribirme los medicamentos que espero nunca más dejar a no ser que la conciencia se me expanda tanto que ya no me hagan falta para seguir con una vida equilibrad y feliz.
Lo que cocinaba era un potaje de verduras con legumbres que me servía para comer y cenar durante 2 o 3 días y siempre me gusto y no necesitaba cambiar el menú salvo cuando algún amigo de sana economía me invitaba a comer o en alguna reunión que compartíamos entre varios amigos llevando un poco de comida cada uno. Nunca me sentí mal por comer todos los días, durante meses, lo mismo, al revés me servía de alegría por acercarme a la austeridad o sobriedad que es un estado que el sistema ataca más porque ellos quieren que consumáis, queridos lectores.
Mi admirada amiga Lydia, ya con cerca de los 80, me dijo en un comentario que nada de lo que había leído en mis relatos autobiográficos le había parecido excesivo, y también añadió que al que se lo parezca nadie le obliga a leerlo. Este comentario sencillo me hizo pensar que no estoy dispuesto a dejar de escribir para vosotros que parece que os gusta leer y os sirve de reflexión en algunos matices porque a algunos les les parezca desvergonzado o les de miedo de pensar en ello.
Cuando se tiene a una persona en la familia con algún problema mental o de otro índole (parálisis facial o general, down, hipertrofias o niños y adultos inadaptados es más fácil comprender a los demás pero cuando se permite integrar los sentimientos con enpatía (sentir juntos) el paisaje cambia radicalmente.
Entonces lo dicho, el que quiera que siga leyendo que yo continuaré escribiendo, si no me viene un bajó que me deje literalmente kao,

Gracias lectores que ya sois más de los que imaginaba y sin expectativas de ser un premio novel seguiré haciéndome terapia y dedicando un tiempo para los que agradecéis poder leer la autobiografía de un bipolar cualquiera.

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12ª ENTREGA. La Isla de la Palma (Isla Bonita).

En 2.012 viajé a las islas Canarias para acompañar un proceso de 11 días. Estos procesos sirven para ayudar a la persona a que escuche su corazón, apartarle de la vida activa y durante 11 dias sólo alimentándose de líquidos (zumos de frutas e infusiones). Desde el día 3 al 6 no se bebe nada. De los 8 0 9 procesos que he hecho el 95% de los inscritos hemos terminado el proceso sin ningún problema y los que han tenido dificultad para terminar pues han abandonado.
En Isla Bonita todo fue sensacional, el grupo era de unas 15 personas y 3 éramos los que acompañamos aunque a mi se me ocurrió hacer el proceso pero esta vez de 21 días. Se comienza en seco, es decir sin comer o beber durante 7 días y los restantes me "alimentaba" con zumos de naranja.
Este proceso, desde el principio, me puso en un estado de conciencia no ordinario y empecé a hacer de las mías. Hubo 2 o 3 ocasiones en los que hablando por teléfono con mi hijo le grite tanto que desde el jardín se oían las voces dentro de la casa donde dormíamos. Yo no me daba cuenta de que estaba entrando en una manía.
Cuando terminamos el proceso hicimos una fiesta muy hermosa que preparó Enmanuel con fuego y muchos abrazos entre todos. Fue hermoso y me pregunto por qué no se hacen estas cosas en todos los rincones del planeta. Darnos cariño, amor y palabras de apoyo siempre en vez de molestarnos por pequeñas cosas, juicios, quejas,…..
Después de recoger las cosas que habíamos llevado para poder dormir todos en la casa, que había sido una escuela para niños y con la educación de la escuela Montesori, cruzamos la montaña que separa la isla y fuimos a la finca de Enmanuel, su mujer y sus dos preciosas hijas. Era como un paraíso, con árboles frutales, un apartamento, un espacio para hacer las reuniones y otro pequeño apartamento donde vivía Enrique que era un alemán que tallaba la madera y al que le compré un bastón de mando que me pareció precioso.
Yo seguía subiendo mi estado de ánimo y mi energía así que empecé a dejar de dormir y tener un comportamiento que a Enmanuel empezó a preocuparlo. Me llevó al espacio reservado a hacer fuego y reuniones y me habló pero no le entendí bien. Cuando se está en este estado no eres consciente de la enfermedad y quieres seguir "jugando" y pasándolo bien con todo lo que te rodea.
Fueron unos días hermosos en los que todos los días hablaba con mis hijos y pensé en que fueran a pasar unos días conmigo pero no fue posible porque mi hermana, asustada, le quitó la idea a la madre de mis hijos. Esto aún me puso peor y me bajé al pueblo con la idea de estar aún mejor que en la finca, en mi espacio que era fantástico.
Victor Truviano no había podido venir porque le habían tenido que operar en Barcelona pues una placa que le habían puesto para recomponer su pierna de un accidente que había tenido un año atrás, había sido rechazada por su cuerpo. Victor quedó en que si podía vendría cuando terminara el proceso y así lo hizo. Enmanuel lo hospedó en el apartamento de la finca y pasamos unos días con él.
Cuando llegó el día de marcharnos porque Victor tenía un curso en Madrid que yo le había organizado, yo estaba hospedado en un hotel porque la finca se me quedaba pequeña. El mismo día del viaje, decidí viajar a Tenerife a "dar una vuelta" con la idea de volver a tiempo para encontrarme con Victor y venirnos a Madrid juntos. Veniamos 3 porque Nagual, un perro de unos días que me habían regalado, viajaba con nosotros también aunque en la zona para perros. Había comprado una jaula para él y ya estaba vacunado y bautizado.
Todo se me complicó, por mi "mala cabeza" y no tenía tiempo para recoger mi maleta. Me sorprendió encontrarme en el aeropuerto con Victor y Enmanuel, con mi maleta, y Nagual en su jaulita. Cuando se está así no se comprenden las cosas como cuando estoy normal, claro. Enmanuel me dejó la maleta y me dijo una sola palabra: Responsabilidad. No tomé conciencia de aquella palabra hasta pasado mucho tiempo que recapitulé de los problemas que les había creado, hasta supongo que tenían miedo de que cualquier peligro pudiera afectarme seriamente.
Ya en la puerta de embarque yo llegaba cansado, con el bastón de mando que le había comprado a Enrique y dos atillos sujetos con el palo y encima de mi hombro derecho. Cuando entré en el avión me senté en el primer sitio que vi. Al cabo de un rato una azafata me advirtió que ese asiento era de primera clase y mi billete era de segunda con lo cual debería irme a mi asiento, que recuerdo estaba en la fila 15. Después de protestar un poco porque prefería primera a segunda clase, fui a mi asiento y allí me quedé. Antes de que estuviera permitido me puse a usar el teléfono y después me levanté a por una botella de agua. La azafata me dijo que fuera a mi asiento que ella me la llevaría pero yo estaba empeñada en que me la diera ya!!.
Mi dentadura se me había roto y con el palo y los dos atillos parecía más un vagabundo que un turista. En aquella discusión con la azafata se gestó un desenlace que yo nunca hubiera deseado. El comandante salió de la cabina y vino a hablar conmigo pero en aquella conversación sólo hubo respuestas de un enfermo mental que de una persona sana. La decisión que tomó el jefe de la nave fue regresar al aeropuerto más cercano porque creyó peligroso seguir hasta Madrid. En Tenerife me llevaron al cuartel de la Guardia civil donde pude hablar con mi hermana y seguir pasándomelo bien sin darme cuenta del carajal que había montado. Pagué una multa de 900€ por haber inclumpido las normas de aviación.
La guardia civil no sabían que hacer y me dejaron en el aeropuerto, con mi maleta y con Nagual también. Fui a comer algo a uno de los bares y a darle algo de comer a Nagual. Pasé en el aeropuerto varias horas hasta que siendo la hora de cerrar apareció una ambulancia para llevarme al hospital. Allí me entrevistó con un psiquiatra muy joven que creo que más que diagnosticar si tenía que quedarme ingresado o no, estaba interesado en conocer aspectos de mi vida. Finalmente fui ingresado durante 40 días en el psiquiátrico de Tenerife.
Todo el pasaje del avión hubo de dormir en Tenerife, todo pagado por Iberia. Les pido disculpas a todos los que tuvieron que retrasar sus planes por mi mal comportamiento.
Victor llegó al día siguiente a Madrid, tal como me contó cuando salí del psiquiátrico y pudo dar el curso. Esto salió bien, menos mal.
Cuando llegan los síntomas de que aparece el desorden mental debemos ponernos en manos de expertos para que nos paren.

Gracias amigos lectores por vuestra lectura.

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13ª ENTREGA. La Isla de la Palma (Isla Bonita).

En 2.012 viajé a las islas Canarias para acompañar un proceso de 11 días. Estos procesos sirven para ayudar a la persona a que escuche su corazón, apartarle de la vida activa y durante 11 dias sólo alimentándose de líquidos (zumos de frutas e infusiones). Desde el día 3 al 6 no se bebe nada. De los 8 0 9 procesos que he hecho el 95% de los inscritos hemos terminado el proceso sin ningún problema y los que han tenido dificultad para terminar pues han abandonado. Nunca hubo ningún suceso importante en lso 9 años que Victor Truviano lleva acompañando estos porcesos.
En Isla Bonita todo fue sensacional, el grupo era de unas 15 personas y 3 éramos los que acompañamos aunque a mi se me ocurrió hacer el proceso pero esta vez de 21 días. Se comienza en seco, es decir sin comer o beber durante 7 días y los restantes me "alimentaba" con zumos de naranja.
Este proceso, desde el principio, y todo lo que estaba sucediendo en el proceso del resto de personas, me puso en un estado de conciencia no ordinario y empecé a hacer de las mías. Hubo 2 o 3 ocasiones en los que hablando por teléfono con mi hijo le grite tanto que desde el jardín se oían las voces dentro de la casa donde dormíamos. Yo no me daba cuenta de que estaba entrando en una manía.
Cuando terminamos el proceso hicimos una fiesta muy hermosa que preparó Enmanuel con fuego y muchos abrazos entre todos. Fue hermoso y me pregunto por qué no se hacen estas cosas en todos los rincones del planeta. Darnos cariño, amor y palabras de apoyo siempre, en vez de molestarnos por pequeñas cosas, juicios, quejas,…..
Después de recoger las cosas que habíamos llevado para poder dormir todos en la casa, que había sido una escuela para niños y con la educación de la escuela Montesori, cruzamos la montaña que separa la isla y fuimos a la finca de Enmanuel, su mujer y sus dos preciosas hijas. Era como un paraíso, con árboles frutales, un apartamento, un espacio para hacer las reuniones y otro pequeño apartamento donde vivía Enrique que era un alemán que tallaba la madera y al que le compré un bastón de mando que me pareció precioso.
Yo seguía subiendo mi estado de ánimo y mi energía así que empecé a dejar de dormir y tener un comportamiento que a Enmanuel empezó a preocuparlo. Me llevó al espacio reservado a hacer fuego y reuniones y me habló pero no le entendí bien. Cuando se está en este estado no eres consciente de la enfermedad y quieres seguir "jugando" y pasándolo bien con todo lo que te rodea.
Fueron unos días hermosos en los que todos los días hablaba con mis hijos y pensé en que fueran a pasar unos días conmigo pero no fue posible porque mi hermana, asustada, le quitó la idea a la madre de mis hijos. Esto aún me puso peor y me bajé al pueblo con la idea de estar aún mejor que en la finca, en mi espacio que era fantástico.
Victor Truviano no había podido venir porque le habían tenido que operar en Barcelona pues una placa que le habían puesto para recomponer su pierna de un accidente que había tenido un año atrás, había sido rechazada por su cuerpo. Victor nos había dicho que si podía vendría cuando terminara el proceso y así lo hizo. Enmanuel lo hospedó en el apartamento de la finca y pasamos unos días con él.
Cuando llegó el día de marcharnos porque Victor tenía un curso en Madrid que yo le había organizado, yo estaba hospedado en un hotel porque la finca se me "quedaba pequeña". El mismo día del viaje, decidí viajar a Tenerife a "dar una vuelta" con la idea de volver a tiempo para encontrarme con Victor y venirnos a Madrid juntos. Veniamos 3 porque Nagual, un perro de unos días que me habían regalado, viajaba con nosotros también aunque en la zona para perros. Había comprado una jaula para él y ya estaba vacunado y bautizado.
Todo se me complicó, por mi "mala cabeza" y no tenía tiempo para recoger mi maleta. Me sorprendió encontrarme en el aeropuerto con Victor y Enmanuel, con mi maleta, y Nagual en su jaulita. Cuando se está así no se comprenden las cosas como cuando estoy normal, claro. Enmanuel me dejó la maleta y me dijo una sola palabra: Responsabilidad. No tomé conciencia de aquella palabra hasta pasado mucho tiempo que recapitulé de los problemas que les había creado, hasta supongo que tenían miedo de que cualquier peligro pudiera afectarme seriamente.
Ya en la puerta de embarque yo llegaba cansado, con el bastón de mando que le había comprado a Enrique y dos atillos sujetos con el palo y encima de mi hombro derecho. Cuando entré en el avión me senté en el primer sitio que vi. Al cabo de un rato una azafata me advirtió que ese asiento era de primera clase y mi billete era de segunda con lo cual debería irme a mi asiento, que recuerdo estaba en la fila 15. Después de protestar un poco porque prefería primera a segunda clase, fui a mi asiento y allí me quedé. Antes de que estuviera permitido me puse a usar el teléfono y después me levanté a por una botella de agua. La azafata me dijo que fuera a mi asiento que ella me la llevaría pero yo estaba empeñada en que me la diera ya!!.
Mi dentadura se me había roto y con el palo y los dos atillos parecía más un vagabundo que un turista. En aquella discusión con la azafata se gestó un desenlace que yo nunca hubiera deseado. El comandante salió de la cabina y vino a hablar conmigo pero en aquella conversación sólo hubo respuestas de un enfermo mental y no de una persona sana. La decisión que tomó el jefe de la nave fue regresar al aeropuerto más cercano porque creyó peligroso seguir hasta Madrid. En Tenerife me llevaron al cuartel de la Guardia civil donde pude hablar con mi hermana y seguir pasándomelo bien sin darme cuenta del carajal que había montado. Pagué una multa de 900€ por haber inclumplido las normas de aviación.
La guardia civil no sabían que hacer y me dejaron en el aeropuerto, con mi maleta y con Nagual también. Fui a comer algo a uno de los bares y a darle algo de comer a Nagual. Pasé en el aeropuerto varias horas hasta que cuando era la hora de cerrar apareció una ambulancia para llevarme al hospital. Allí me entrevistó un psiquiatra muy joven que creo que más que diagnosticar si tenía que quedarme ingresado o no, estaba interesado en conocer aspectos de mi vida. Finalmente fui ingresado durante 40 días en el psiquiátrico de Tenerife.
Todo el pasaje del avión hubo de dormir en Tenerife, todo pagado por Iberia. Les pido disculpas a todos los que tuvieron que retrasar sus planes por mi mal comportamiento.
Victor llegó al día siguiente a Madrid, tal como me contó cuando salí del psiquiátrico y pudo dar el curso. Esto salió bien, menos mal.
Cuando llegan los síntomas de que aparece el desorden mental debemos ponernos en manos de expertos para que nos paren.
También le pido perdón a mi amigo Valentín ya que se ocupó de buscarme alojamiento en casa de algún amigo, en la isla de Lanzarote, para mi y para Nagual y yo, dado que fui ingresado no pude ni llamarlo para contarle lo sucedido

Gracias amigos lectores por vuestra "compañía".

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14ª ENTREGA, Escribir, escribir, escribir.

Desde que empecé estos relatos autobiográficos de un bipolar pienso en tantas cosas que mi cabeza se llena de frases para plasmar en estos escritos. Se me hace difícil estar sin pensar en que podría editarse en un bonito libro que sirviera a otros para conocerse mejor y encontrar, si está en su camino, una forma diferente de desarrollar su vida.
Ayer y anteayer estuve mirando unos vídeos de D. Javier Alvarez, psiquiatra y filólogo que ha escrito una tesina sobre la Hyperia (Exceso, ir mas allá de) y explica que la mayor parte por no decir todos los diagnosticados de trastornos mentales, con todos sus apellidos, no son si no personas con una capacidad especial para tocar los extremos. Habla de las hipersincronías que son momentos en los que las neuronas cerebrales adquieren una transformación mediante la cual la persona adquiere habilidades especiales como la clarividencia que son lo que la psiquiatría llama síntomas de desórdenes mentales. Siempre me pareció que esto que ahora dice el Dr. Jaiver Alvarez es lo que tiene sentido para mi.
Cuando estoy feliz, me voy a un estado inefable. Me siento tan bien, tan seguro, tan amoroso, tan inteligente, tan valiente, tan lleno de posibilidades, de vida fresca y diáfana que solo pienso en la iluminación, en la verdadera vida donde no hay sufrimiento como dijo El Buda. Gautama Sidharta, El Buda, expresó como nadie ese estado que no quiero decir que se parece al mío porque nunca estuve iluminado ya que cuando aparece esa Luz, nunca se vuelve a apagar pero he de aclarar que es lo más parecido a lo que imagino que es vivir en estado de gracia o iluminado. He visto vídeos de personas que relacionan el desorden bipolar con la im¡luminación y en verdad los síntomas de uno y otro son similares.
Cuando aparecen vislumbres, como la hipótesis de la Hyperia, nace en mi una alegría que me conecta con la posibilidad de vivir sin farmacología y sobre todo sin miedo a una recaída que me lleve al psiquiátrico, aunque he de decir que desde el último ingreso en febrero del 2.016 he perdido el miedo a los ingresos, reconociendo eso sí, que para la familia y sobre todo para mis hijos es un trago difícil de digerir.
Me viene a la memoria mi primer ingreso, en el año 82, cuando pasé una manía en la que me sentía mejor que nunca antes y creía que era el mismo Mesías. Con todos los amigos que hablaba les daba mi recomendación para ser feliz porque lo era y de verdad. Sentía que cualquier persona podría sentirse como yo y no me cansaba de dar explicaciones de cómo respiraba ese estado y sobre todo qué debían de hacer para sentirse como yo. Me creía el Elegido y por tanto tenía a mi disposición todos los "complementos" para convertir a una persona "normal" a un ser iluminado. Nunca me encontraba mal, siempre tenía cosas que hacer para disfrutar; irme a bailar, conquistar chicas, fumarme algún porrillo y hablar con la gente que era con lo que más disfrutaba. Estos síntomas siempre me acompañaron en todas los desórdenes mentales y he de decirlo así porque terminaba en el psiquiátrico y soy consciente ahora que mi vida era un caos tremendo. Nada echaba de menos porque vivía el presente de forma nítida y meridiana.
Cuando me pongo a pensar en mi futuro, ahora en estos días, paso de imaginar que terminaré en una residencia de ancianos a que viviré con todas mis facultades hasta el último día de mi vida. Es inefable (imposible de explicar) lo que me pasa por mi cabecita más allá de lo que relato en estos retazos autobiográficos.
Recuerdo en la Isla de la Palma, un día cualquiera, que me encontré con una chica mucho más joven que yo y me puse a hablar con ella. En estas hipomanías o principios de manías, nada te da vergüenza porque estás muy seguro de lo que quieres hacer. Esta chica, muy guapa, estaba celebrando su cumpleaños aunque estaba sola en la plaza del pueblo. Después de hablar un rato y contarme que era su onomástica como no tenía nada para regalarle le entregué como presente mi reloj que hacía 4 años que lo tenía y que había pagado por el 2.000€. Puede parecer una salvajada y de hecho lo es pero cuando te encuentras tan desahogado y tan suelto y lleno de alegría, todo te sobra y regalas lo que más quieres y precisamente por eso ya que quieres agasajar a la persona con lo mejor que tu posees. A esta chica, se llamaba Corinne, nunca más la volví a ver y desde aquí le deseo lo mejor ya que me hizo pasar un rato muy agradable y me ayudó a deshacerme de otro de los objetos que me ponía como complemento para parecer más importante y rico que es lo que en la fase maníaca me sucede y creo, profundamente, que es el ego el que se encarga de llevarme a estas tinieblas que me impiden visualizar la realidad más sencilla y menos artificiosa y provocan revuelos familiares serios y finalmente un ingreso involuntario.
En el año 90, después de correr mi aventura por Florida y Los Angeles, regresé a España. Por circunstancias que hoy no contaré rompí la relación que tenía con la mujer que me iba a casar y me casé con la única mujer que me llevó al juzgado, no al altar, en el pueblo de El Escorial. Susana era una mujer muy inteligente, hábil con la palabra y de una belleza exquisita. Nos casamos el 19 de junio y asistieron sólo dos amigos como testigos aunque al final del casamiento aparecieron mis tres hermanos con una cara hasta los pies y que más sirvieron para ensombrecer el acto que para servir de algarabía. Después de pocos días me di cuenta que estaba arruinado, con varios millones de las antiguas pesetas de deuda a una tarjeta de crédito y sin liquidez para pagar el alquiler de mi casa, donde había vivido con la chica que me iba a casar antes de haber perdido el norte, y donde estuve más o menos dos meses viviendo con la que ya era  mi mujer, Susana.
En esta ocasión no hubo ingreso y no fue necesario, por lo visto, aunque en verdad la razón fue que Susana no conocía mis síntomas y aguantó como una jabata hasta que fue descubriendolos por mis propias acciones. Mi familia estaba apartada de mi vida y esta fue la verdadera razón de que no diera con mis huesos en un hospital psiquiátrico. Fue este año, el 90, cuando me mudé a casa de mis padres y ellos decidieron irse al pueblo (Navelgas es un pueblecito asturiano donde se puede encontrar oro y se celebran los campeonatos del mundo de bateadores de oro, además de encontrarse el Museo de Oro Asturiano) a vivir ya que los dos estaban jubilados. Yo no pude soportar aquella situación y sobre todo la deuda con la tarjeta American Express. Los días pasaban con lentitud y mi ego no me permitía disfrutar ni un sólo momento. Mi mente vagaba del pasado al futuro constantemente y mi intranquilidad y desasosiego podían con mis intenciones de calmar el espíritu. No encontraba ninguna salida a mi vida y menos casado con una mujer de la que no me sentía enamorado aunque buenas razones dio para quererla porque si no hubiera sido por ella quizás hubiera muerto en el intento de suicidio que me perpetré en Agosto de 1.990.

Gracias amigo lector, sólo escribo para ti y para mi. La terapia de escribir doy fe que es muy eficaz para eliminar los pensamientos que ruedan en la mente entre el pasado y el futuro.

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15ª ENTREGA. Mi psiquiatra Caridad
Hoy tuve cita con mi psiquiatra, se llama Caridad pero de esto tiene muy poco al menos conmigo, creo, por las muestras tan escasas que da de empatía con mis intenciones de desmedicalizarme salvo cuando yo vea que es necesario porque no esté durmiendo, primera causa de ascender a la manía, u otros presíntomas que anuncian la fase peligrosa. Se lo he dicho muy claro: Caridad, yo no tengo miedo a un ingreso. Tengo más miedo a estar medicandome con esas pastillas que tienen tantos efectos contrarios a mi natural salud. Engordar, bajar la libido, perder oído, vista,….. me parecen suficientes pero hay una lista más larga.
Caridad no es empática conmigo (sentir juntos), ella tiene sus conceptos adquiridos en la universidad y en sus muchos años de práctica clínica, tiene unos 60 años, y se queda tan pancha ante mis peticiones de que me ayude a ir dejando los fármacos poco a poco hasta quedarme limpio. No quiere oír hablar de desmedicalización, no quiere saber nada de los ingentes beneficios de la industria farmacológica, no quiere saber nada de que en EE.UU casi el 50% de los ciudadanos tienen al menos un diagnóstico mental, no quiere saber nada de los grupos de autoayuda gratuitos creados por el Dr. Javier Alvarez, no quiere saber nada de nada de lo que signifique salirse ni un paso de lo que lleva haciendo tantos años: Medicar a todos las personas que han acudido a ella para consultarles algunos cambios en su orden mental. He conocido a tantas personas medicadas con litio que han tenido efectos perniciosos que dejé de tomarlo por ese miedo a padecer los mismos desagravios en mi salud. He conocido a bastantes personas diagnosticadas que siguen tomando fármacos psiquiátricos y que ya hace años que no sufren ningún desorden mental de los etiquetados en el DSM-V (Librazo lleno de nombres de enfermedades con sus síntomas,…y ya van por el 5º y cada vez es más grueso. Parece, he leído, que se va a dejar de editar afortunadamente). Para etiquetar las enfermedades mentales, que cada día hay más, se reunían unos cuantos "superpsiquiatras" y se liaban a poner síntomas a las enfermedades que habían ido apareciendo en las personas que acudían a sus consultas con algún desvío en sus vidas: Síndrome postvacacional, síndrome postparto, y así hasta cientos de ellas con síntomas que entre todos dirimían.
A Caridad, que es inteligente, tiene buena memoria y mucha experiencia clínica, le encanta decir que soy difícil cuando le digo que no quiero ir tan a menudo a sus consultas o que quiero dejar la medicación ya que ahora sé como bajarme de la "nube", de la euforia, con los medicamentos necesarios. Me pone cara de no entender nada cuando le hablo de la web Nueva Psiquiatría.com, del Dr. Javier Alvarez y de los horrores padecidos por algunas personas que se han dejado grabar en vídeo para expresar los problemas de salud (intentos de suicidio entre otros) que han padecido algun@s por tomar farmacología psiquiátrica. Cuando le hablo de la Iglesia de la Scienciología arruga el morro y eso quiere decir que no quiere ni oirlo ya que ellos atacan a la psiquiatría de frente e incluso han creado el CCDH (Comisión Ciudadana de los Derechos Humanos) en más de 100 países para dar cobertura a las personas que han sido maltratadas por la psiquiatría, o han recibido peticiones de querer incapacitarlos por su familia para quitarles sus propiedades o su dinero. Los Scientólogos son muy honestos y muy éticos y aunque bien sé que algunos creen que es una secta, y yo no estoy seguro que no lo sea, sí aseguro que su organización y su tecnología funciona a la perfección cuando los propósitos de la persona encajan con el credo de esta religión que aunque han tenido muchos ataques en todo el mundo siempre salieron ilesos y nunca perdieron ningún juicio hasta ahora.
En fin, mi psiquiatra es como la mayoría. Hace unos meses que he cambiado, la anterior se llama Consuelo de Dios, para más inri, y la dejé sobre todo porque nunca me entrevisté con una persona con menos intención de enterarse de lo que le estaba contando, salvo cuando le hablaba de mis ayunos o de mis prácticas meditativas o scientólogas que entonces escribía a toda velocidad en sus papeles aunque dudo que alguien lo haya vuelto a leer después. Caridad comunica mejor pero sólo de lo que a ella le mola que no es mucho para mis aspiraciones pero hasta ahora he aguantado porque creía que había quedado claro que mi plan era ir dejando la farmacología hasta vivir sin ella pero con lo que me ha dicho en las dos ultimas citas me ha quedado claro que no tiene ninguna intención.
Mi estrategia a futuro, después de comentarla con mi hermano que es mi tutor, es cambiar a un psiquiatra que recomiende la desmedicalización porque tenga claro que los fármacos psiquiátricos son sólo para momentos concretos cuando la necesidad lo requiere. Me han hablado del Dr. Alberto Ruiz Lobo y he podido leer sus escritos en internet y me convence totalmente. Ahora sólo tendré que hacer algún papeleo y empezar una nueva etapa en mi vida porque nunca me encontré con un psiquiatra que me ayude a dejar las pirulas si no todo lo contrario. Fíjate bien, amigo lector, que a mi amigo Esteban que pasó una fase maníaca sin ingresar, sólo aumentando la medicación, ya le ha dicho que puede el sólo regularse sus pastillas sin que tenga que ir a la consulta periódicamente. ¡Esto es lo que busco!
Tengo que narrar que cuando yo hablaba de meditación, mi expsiquiatra, Consuelo de Dios, me la desaconsejaba y son ellos ahora los que hablan de mindfullness con la boca bien llena como si hubieran descubierto la piedra filosofal.
Aprendí a meditar en 1.994 con un estudio que hicieron los que siguen a Maharishi Mahesh Yogi. Se trataba de un trabajo para el que pidieron voluntarios mediante el cual se pretendía demostrar que un número de personas meditando con la técnica Meditación Trascendental, conseguían alterar los factores socioeconómicos como por ejemplo descender los accidentes, la delincuencia, aumentar los nacimientos, etc. Nos enseñaron a meditar a casi 500 personas y estuvimos unos 300 meditando dos veces al día durante varios meses. El estudio se completó con éxito al igual que ya lo habían refutado en otros muchos países como en Chicago que hicieron uno apoyados por el FBI y pudieron comprobar que después de meditar el grupo de estudio, la delincuencia descendía notablemente. El sistema desarrollado por Maharishi, MT, es bien simple y conocido por emplear un mantra que se repite durante 20 minutos. La práctica se comienza con una respiración pranayama (alternando las fosas nasales) durante 5 minutos y a continuación y después de un breve descanso se continúa con los ojos cerrados y se empieza a repetir mentalmente el mantra hasta que uno ya siente que los 20 minutos expiraron. Cuando en verdad estás pensando en el mantra, sin pensamientos, el tiempo pasa muy rápido pero en cambio cuando la cabeza se llena de "ruidos" el tiempo tarda mucho en pasar. Esta técnica la estuve practicando durante unos 20 años así que tengo una idea de lo que es meditar, técnica esta que no era secundada por mi expsiquiatra, ni por muchas personas que se las daban de estar enteradas de cómo solucionar los problemas mentales y que como solución ofrecían una buena dosis de pastillas con abundantes efectos secundarios.
Estoy muy contento de llevar desde el día 29 de Abril sin dejar de escribir ni un sólo día y es gracias a los que gastáis unos minutos en leer y dejar alguna reacción o comentario, además ya sé que es una terapia estupenda para mi propio conocimiento y para que el inconsciente se vaya aclarando y dejando de reaccionar para ser más analítico.

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16ª ENTREGA. Sexo y parejas.

Es un tema peliaguado, no cabe duda y espero plantarme firme al escribir para no herir la sensibilidad del lector pero quien sabe si por motivos ajenos a mi mente analítica pueda decir cosas que intriguen o molesten a algunos.
Ya hablé de mi primera relación sexual, no concluida, a la edad de 10 0 12 años cuando le cambié unos caramelos de menta a una vecina por tumbarme encima suyo en medio de los maizales. No hubo penetración ni nada parecido porque poco sabía yo por donde era y que premisas había que cumplir para que se pudiera cumplir con éxito. Después se lo fui a contar a un amigo 4 años mayor que yo y ya me fue dando indicaciones que tardé en llevar a cabo, 6 u 8 años, cuando, con mi novia y durante el servicio militar pude perder la virginidad aunque no de forma sencilla ya que ella, adorable, se resistía a arriesgarse a quedar embarazada. Entonces lo de los preservativos no era como ahora que todos los críos con 15 0 16 años ya se han probado alguno o al menos eso me cuentan mis hijos que tienen 15 y 17.
Desde esa primera vez no puedo contar el número de penetraciones vaginales que ha habido pero han sido en más de 200 diferentes. Mi facilidad para conquistar a chicas fue muy culpable de este gran número para algunos aunque bien sé que para otros me quedo a la altura del betún. Es hoy cuando aún lucho por buscar una verdadera amistad con una mujer pero si ella me gusta físicamente se me hace muy difícil y si yo le gusto a ella entonces se convierte en una misión imposible. Durante mi juventud aunque no puedo decir que ahora sea muy diferente la conquista tenía una esencia que me inundaba de feromonas y me hacía perder la cabeza. Un cuerpo bonito, una buena delantera y unos ojos expresivos o unas manos cuidadas y un perfume bien elegido podían ser el motor para cambiar mis planes en 1 minuto y deshacerme en artilugios para conquistar a la de turno. Una vez, conduciendo, vi una chica en un autobús y la fui siguiendo y haciendole señales hasta que decidió bajar y montarse en mi coche. Terminamos en una discoteca de las de parejas, oscura y con música lenta, y arrinconándonos en una esquina para rematar la faena. A la madre de mis hijos de la que quizás aún siga enamorado, la conocí de una forma similar pero aquí todo fue más sensato aunque no falto de gran atracción. Estaba sentado en mi coche, escuchando algo de música cuando vi a un grupo de chicas que tomaban algo en una terraza de al lado, me fijé muy rápido en ella pero ella ni se inmutó ya que seguía hablando con sus amigas como si nada hubiera pasado pero cuando pasó por delante de mi coche para cruzar la calle no pudo evitar que sus ojos se dirigieran hacia mi y entonces se me encendieron todos los chivatos y me puse en marcha. Estaba dispuesto a seguirla e intentar una conversación para conocerla de cerca así que esperé a ver adonde se dirigían y viendo que tomaba el autobús, arranqué el coche, giré en el primer sitio que pude y seguí al autobús y para mi alegría vi que ella miraba por la ventanilla y notaba una sonrisa que me daba señas de querer seguir el juego. Anoté mi número de teléfono en un folio y se lo puse en mi ventanilla, ella lo tomó y bueno todo salió muy bien aunque cuando nos separamos, 9 años después lo pasé tan mal como en mis peores depresiones ya que despegarme de mis hijos, con 5 y 7 años fue algo demoledor.
De mis parejas puedo hablar muy bien de todas, de todas sin excepción y sólo a una le fui fiel. Era una enfermedad añadida a mi desorden mental (si es que esto existe de verdad en mi)lo de no conformarme con lo que tenía y seguir buscando hasta sentir que me querían de verdad. Creo, o mejor lo aseguro, que todas mis conquistas no eran más que búsquedas de afecto por no encontrarlo en mi interior, por no saber mirarlo con los ojos que debía. También puedo decir que con mi madre siempre, hasta hace poco tiempo siempre hubo una relación muy tirante, hasta la hice responsable mas de una vez de mis problemas personales como si ella hubiera sido la que me hubiera programado. Hasta hace bien poco no la he visto como a una madre, siempre haciéndome el bien, favores, cuidándome en todo y aconsejándome con lo que ella considera lo mejor para mi. Algunas veces me emociono viendo los detalles que tiene para mi. Con sus 85 años sigue cocinando, planchando si tiene que hacerlo, lavando y aún cose, fue modista, si alguna prenda lo necesita. Es una mujer extraordinaria con mucho genio, ya con sus años mucho menos, pero llena de ingenio, creatividad, sentido práctico y capacidad para relacionarse.
Claro está que hablando de sexo tenía que hablar de mi madre ya que el progenitor de signo contrario influye netamente en el comportamiento sexual del individuo, creo yo.
Mis años de juventud fueron en la linea de conquista e infidelidades sin ninguna conciencia de ello. Cada conquista me servía para poner una muesca más en mi pistola y pasaba página si algo no me convenía o si era abandonado por ser pillado infraganti. Una de ellas fue por la madre de mis hijos que ahora nos queremos mucho pero que pasamos una difícil separación llena de problemas cada cual peor. Otra de ellas fue durante la mili cuando yo tenía un apartamento que me servía para llevar a mis ligues y teniendo novia formal no se me ocurrió otra cosa que dejarle la llave del apartamento a otra chica que me gustaba mucho y que quería conservar al precio que fuera pero conservando también a mi novia, el caso fue que cuando yo entraba con mi novia al apartamento, me abrieron desde adentro y ya me di cuenta que las consecuencias serían peliagudas. Así fue, a mi novia no pareció importarle mucho pero a la otra chica le vasto para dejar de verme para siempre y eso que me encantaba pero el que la hace la paga y así me pasó a mi.
A partir de que me separé de mis hijos y de su madre, juré no ser infiel nunca más y así lo he cumplido. A los pocos meses de separarme conocí a una chica, intima amiga hasta ahora, con la que salí durante un año y tuvimos una relación sexual fantástica y llena de descubrimientos en campos que yo no había explorado al menos de forma tan consciente como lo hice con ella. El sadomasoquismo, sin incorporar elementos externos, me tuvo ocupado durante toda nuestra relación y finalmente fue ello lo que, junto a otras dos cosas, me llevó a romper la relación. Si ahora me arrepiento de haber roto es porque me llevo superbien con ella y es una mujer fantástica. Lo que me ocurrió es que a mi me rondaba otra chica y como me había prometido a mi mismo no ser nunca más infiel, tuve que deshacer mi compromiso para no faltar a mis propósitos. Ahora, sabiendo lo que se de su vida me arrepiento de no haberle dicho que me tentaba otra chica y que no quería ser presa de una sola mujer porque hasta hace poco tiempo ha formado parte de una relación poliamorosa (un hombre con 5 mujeres) de la cual ya está saliendo pero con la que se sintió de maravilla al principio de sus comicios. El poliamor sin duda es lo que muchos defendemos aunque parece que las mujeres no piensan igual pero hay muchas que sí se incluyen en él. Facundo Cabral dice: "Por una mujer te pierdes al resto" y es una gran evidencia. Leí hace tiempo que un estudio acreditado hacía mención a que el porcentaje de polígamos era del 95% y para mi es totalmente creíble porque con pocos hombres he dado que me hayan hecho creer que eran fieles al menos por sus puestas en escena con las mujeres y sus palabras sobre ellas.
Ahora, las siglas LGTB que designan a las lesbianas, los gays, los transexuales y los bisexuales hacen gala del sexo sin cortapisas y hasta las propias leyes, lógicamente, se van haciendo más acordes con los momentos que atravesamos. En Italia ya han aprobado el matrimonio entre homosexuales aunque por el momento no pueden usar vientres de alquiler ni tampoco adoptar.
Hay otros aspectos sexuales que prefiero dejar para cuando escriba el libro ya que me da un poco de pudor soltarlo a los cuatro vientos en esta etapa de mi vida. Cuando publique, si DIos quiere, será otro cantar porque ahí si me remangaré hasta arriba y no me harán temblar las piernas las opiniones de envidiosos, temerarios de las religiones, ascetas, escrupulosos, miedosos e hipócritas que todos hemos sido o seremos en ocasiones, pienso ahora.
Sí, tengo que contar que cuando nació mi primer hijo era la séptima vez, que yo supiera, que una pareja mía se quedaba embarazada. Sólo participé en un aborto y ayudé en lo que se me pidió, y un poco más, a mi amante de aquel momento. en dos de los embarazos no quise saber nada porque estaba en pleno servicio militar y no supe como reaccionar pero desde luego nada de poner responsabilidad en lo ejercido. Fue una forma de escapar del miedo que me entró y despaché el asunto diciendo aquello de: "Y como se yo que soy el padre". Me porté como un salvaje al igual que en otras ocasiones en todo este entrelazado sexual que tanta guerra me dio y aún me sigue dando en ocasiones. Hubo otros 3 embarazos aunque uno de ellos se perdió naturalmente porque en verdad había sido un embarazo psicológico y precisamente con la única mujer que me casé y por causa de haberla dejado preñada; que cosas tiene la vida. Los otros dos embarazos fueron con parejas a las que quise mucho y aún cuando las recuerdo les deseo lo mejor y miro sus fotografías si las tengo a mano. Una de ellas fue a Londres con su padre porque yo no estaba de acuerdo en abortar ya que estaba activo en la Iglesia de la Scientology y nada ético me parecía cometer un aborto. El otro embarazo fue con una de las mujeres que más recuerdo y que más me excitaba por su complacencia y sus gustos peculiares. Fue una pena haber perdido aquel embarazo pero la vida la empujó a ello, la vida y su carrera profesional que antepuso al ser madre. Fue con ella, la llamaré María, con la que en la Alhambra de Granada nos confesamos todas nuestras infidelidades y quedamos 12, 5. La gané por 7 pero ella tampoco se quedó atrás y eso que tenía poco tiempo para nada pues dedicaba todo su tiempo a la profesión. No la tuve ningún rencor, como a ninguna de las que me engañaron que no fueron pocas. A María en una de mis manías le dije que no me importaba que se acostara con quien quisiera porque la quería ver feliz y dichosa y una mujer como ella, llena de belleza y sensualidad, era un sacrilegio tenerla confiscada para un solo hombre.
Mis hijos nacieron por embarazos involuntarios pero cumplí como se espera de un hombre a la primera falta. Fuimos a hablar con sus padres, se vino a vivir conmigo y al poco de nacer Alejandro, alquilamos un apartamento para empezar una vida de familia como la sociedad mandaba.

Queridos lectores, creí que sería menos sencillo escribir sobre este tema pero veo que no lo tengo muy ocluido o al menos es lo que creo.

Gracias por seguir después de 16 días que llevo sin parar de escribir ni uno solo y eso ha sido gracias a ti, a ti y a ti que habéis comentado, reaccionado o tecleado el "me gusta". Vuestra compañía ha formado parte de estos escritos que serán, si el Universo lo permite, la base del libro que espero editar cuando llegue el momento oportuno.
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9/12/16.- Quiero seguir escribiendo este libro hasta terminarlo y editarlo con Max Estrella. Ofrecer una visión de sinceridad cruel donde mi vida no sea lo importante si no el ejemplo de lo que puede hacer una persona con un desorden mental que aunque no siempre, en momentos de su vida sí pierde su consciencia o al menos el comportamiento que la sociedad llama "normal".

-  Viaje a Japón.
- Viaje abortado a Australia.
- Viaje a Berlín
- La psicoterapia con un oriental
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